Un Gobierno que nunca responde las preguntas

Sánchez sigue sin dilucidar las incógnitas que siguen abiertas en este caso, en el del caos ferroviario y sobre las investigaciones judiciales a su entorno más íntimo.

La respuesta del Gobierno a la sucesión de polémicas y escándalos que le rodean y los encadenados fallos de servicios públicos básicos como la electricidad o las rutas ferroviarias fue ayer salir en tromba contra la oposición en el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez recuperó el tono displicente y soberbio para culpar al PP de propagar bulos y de "entretenerse con las casquerías" después de que Alberto Núñez Feijóo le interpelara por las presuntas gestiones que realizó el presidente para facilitar el rescate millonario en la pandemia de Air Europa.

El presidente y los ministros han cogido por costumbre no responder a las interpelaciones de la oposición en sede parlamentaria, salvo para zaherir a los portavoces del resto de grupos, desvirtuando así tanto el sentido de las sesiones de control al Ejecutivo como el papel clave que en una democracia ejercen quienes deben fiscalizar la labor de los que gobiernan.

Han tenido que pasar más de dos semanas desde que toda la península sufriera un apagón eléctrico de más de doce horas para que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, haga público el foco de las pérdidas de suministro sufridas por el sistema aquel fatídico día -localizadas en Granada, Badajoz y Sevilla- y descarte al fin la insostenible tesis de un ciberataque alimentada irresponsablemente por el Gobierno, pese a que fue descartada en las primeras horas por Bruselas y por la OTAN. Pero Sánchez sigue sin dilucidar las incógnitas que siguen abiertas en este caso, en el del caos ferroviario y sobre las investigaciones judiciales a su entorno más íntimo.