A la búsqueda de un chivo expiatorio

Red Eléctrica sabe perfectamente qué hacer para que no se produzca un nuevo apagón total.
El Gobierno dice que está buscando las causas del apagón para evitar que se pueda repetir. En realidad la causa principal ya la conoce porque en los días siguientes ha tomado las medidas precisas para que no vuelva a ocurrir.
Después del apagón, Red Eléctrica opera con mayor prudencia, ha equilibrado el mix introduciendo un mayor porcentaje de energía de respaldo (hidráulica, nuclear y gas) en la operación y reduciendo el peso de las renovables. No porque estas últimas sean malas sino porque no garantizan de igual manera la estabilidad del sistema. Por decirlo de alguna manera, ha reducido la velocidad del vehículo para no volver a salirse en la curva.
Evidentemente, reducir el peso de las renovables hace que los precios de la energía sean superiores, pero como le recordó ayer la representante de Junts, Pilar Calvo, a la ministra Aagesen, "no hay kilovatio más caro que el que desconecta a la industria, a los comercios o a los consumidores". Y el pasado 28 de abril se desconectó todo. Si se hiciera una estimación realista de las pérdidas, estas ascenderían a varios miles de millones, entre otras cosas porque toda la actividad del país se vio interrumpida. Aún así habrá que ver quien paga la factura.
Por suerte para el Gobierno, muchos españoles van a asumir las pérdidas y no van a reclamar, pero eso no quiere decir que no hayan tomado nota. De nada sirve que con un buen coche tomes un día las curvas a 120 kilómetros por hora y ganes cinco minutos en el trayecto si al día siguiente, bien porque hayan caído unas gotas o porque un vehículo anterior perdiera un poco de aceite, a esa misma velocidad te sales y te declaran siniestro total. No solo no vas a poder presumir de ser Fitipaldi sino que habrás quedado como un tonto. La culpa no apunta al vehículo, que en este ejemplo podríamos identificar con las energías disponibles (todas válidas, tanto si son renovables o nuclear), sino al conductor, en este caso Red Eléctrica.
Para el Gobierno, que tiene problemas a punta pala, reconocer esto resulta muy duro y esa es la razón por la que ha embarcado a la propia ministra Sara Aagesen como a Red Eléctrica en una operación de distracción. El Gobierno no está informando sino manipulando mientras gana tiempo jugando con la complejidad del sistema, aún no se sabe bien para qué. La teoría más extendida es que está buscando un chivo expiatorio en el sector privado.
Es una opción muy peligrosa. Si Moncloa acaba señalando a alguna empresa con nombre y apellido el tema se va a judicializar y los peritos que van a intervenir no se van a tragar ninguna patraña. También cabe la posibilidad de que cambien el nombre de Red Eléctrica y la denominen Nadie, para poder decir que nadie es el responsable, como hizo Ulises para engañar al cíclope Polifemo.
De momento, Aagesen se atrevió ayer a insinuar que las desconexiones de varias instalaciones en Badajoz, Sevilla y Granada están detrás del apagón, como si se tratara de hechos totalmente extraordinarios. ¿Está insinuando algo Aagesen? ¿Está señalando a alguno de los propietarios de esas instalaciones? La realidad es que los que saben cómo opera un sistema eléctrico saben que prácticamente todos los días hay incidencias que llevan aparejada la desconexión de instalaciones, a veces de mucha potencia, pero precisamente para impedir que eso no sea un problema está el operador del sistema.
La desconexión en 20 segundos de dos gigavatios puede parecer el Apocalipsis a la vista de alguien que no sepa que ese tiempo en el sector eléctrico es casi una eternidad.
Iñaki Garay. Director adjunto de Expansión
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