Coca-Cola Mexicana modifica su fórmula para reducir azúcar y calorías

La Coca-Cola Mexicana siempre ha tenido una identidad propia, marcada por su sabor distintivo gracias al uso de azúcar de caña. Este ingrediente, a diferencia del jarabe de maíz de alta fructosa empleado en otros países, ha sido clave para la preferencia del público y para consolidar a la llamada Mexican Coke como un ícono dentro y fuera del país.
Sin embargo, la empresa ha decidido modificar su fórmula original por primera vez en décadas, en respuesta a las crecientes preocupaciones sobre el consumo de azúcar y las enfermedades relacionadas con la alimentación.
De acuerdo con el director de Asuntos Públicos de Coca-Cola México, Patricio Caso, la compañía se comprometió a reducir en un 30% las calorías de sus bebidas. Este cambio, realizado de forma gradual, forma parte de un acuerdo con el Gobierno Federal para apoyar las políticas nacionales de salud.
El objetivo es que, en un plazo máximo de un año, el 70% del volumen comercializado cumpla con los nuevos parámetros calóricos. El proceso comenzará con las presentaciones de mayor tamaño, donde el consumo de azúcar es más alto por unidad.
La decisión surge en medio del debate legislativo sobre el aumento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado a las bebidas azucaradas. Este impuesto busca desincentivar el consumo de productos con alto contenido calórico y financiar programas para prevenir enfermedades crónicas.
El subsecretario de Salud, Eduardo Clark, explicó que la medida apunta a reducir los índices de obesidad y diabetes en México, uno de los países con mayor consumo de refrescos del mundo, con un promedio de 166 litros por persona al año.
Aunque los detalles de la fórmula son confidenciales, Coca-Cola confirmó que mantendrá la base de ingredientes tradicionales: agua carbonatada, color caramelo tipo IV, ácido fosfórico, cafeína y extractos naturales de plantas y especias.
El principal ajuste estará en la cantidad de azúcar de caña, reducida de manera controlada para no alterar de forma drástica el perfil sensorial de la bebida. La empresa busca mantener el equilibrio entre la autenticidad del sabor mexicano y las nuevas exigencias nutricionales.
Coca-Cola México ha enfrentado el desafío de adaptar su producto sin perder lo que lo hace especial. Desde su introducción en el país hace más de un siglo, la receta ha permanecido casi intacta, convirtiéndose en parte de la vida cotidiana de millones de personas.
Aunque el consumidor podría percibir ligeras diferencias, la compañía asegura que el sabor característico permanecerá fiel a su esencia. Este paso forma parte de un esfuerzo más amplio de la industria por ofrecer productos más saludables sin renunciar a su legado.
La Mexican Coke no solo es un producto nacional: es un símbolo exportado a más de 20 países. En Estados Unidos, por ejemplo, su versión embotellada en vidrio es vista como un artículo premium por su autenticidad y uso de azúcar de caña.
El nuevo enfoque de salud pública, junto con los ajustes fiscales, plantea un cambio profundo en la industria refresquera mexicana. Mantener el sabor que ha acompañado generaciones será tan importante como alinearse con las metas gubernamentales de bienestar.
La modificación en la fórmula marca un punto de inflexión. Más que un cambio comercial, representa una respuesta a las exigencias de un país que busca mejorar la alimentación sin perder sus tradiciones.
Coca-Cola Mexicana enfrenta el reto de mantener viva la identidad de su bebida más emblemática mientras se adapta a un contexto global donde la salud y el sabor deben coexistir.
La Verdad Yucatán



