Ser cronista italiano en Londres: qué estrés

Not too bad
Novak Djokovic
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En estos días en Londres, los cronistas italianos van locos, menudo trasiego llevan.
En la sala de prensa, le pido audiencia al gran Ubaldo Scanagatta. Chapurreamos a tres bandas, un ratito en italiano, otro en castellano, un poco en inglés.
–Bueno, puedo darle cinco minutos –me dice el hombre, trasegando como un júnior, contestando al móvil y atendiendo a un compañero que ha venido a preguntarle nosequé, menudo fenómeno este Scanagatta–: cinco minutos ¿eh? No puedo regalarle más porque dentro de nada nos atiende Fabio Fognini...
(Más tarde, tras nuestra charla, el mago Fognini le habrá contado a Scanagatta y a quien haya querido escucharle que, a sus 38 años, se retira definitivamente: “He jugado en la era de Federer, Nadal y Djokovic. Así, ganar un Grand Slam era imposible para mí”, dice Fognini en su adiós).
Ubaldo Scanagatta tiene 75 años, ha cubierto 179 torneos del Grand Slam y ocho Juegos Olímpicos y dirige el portal Ubitennis. Cada año le visitan setenta millones de internautas.
–Llevo en este mundo desde 1974. En mi primer Wimbledon, Connors derrotó a Rosewall y Chris Evert, a Morozova. Aquello fue tremendo: Connors y Evert eran pareja, ¿sabe?
(Entonces, compruebo en las hemerotecas, iba a desatarse la Connors-Evertmanía; Evert no era solo la novia de Connors, era la novia de América).
–Y ahora, en la prensa italiana vivimos una era única –me devuelve Scanagatta al presente.
–¿Por qué lo dice?
–El lunes, cuando se actualice el ranking, tendremos a seis hombres entre los 43 mejores tenistas del mundo y a ocho, entre los 63...

Flavio Cobolli, este miércoles durante su duelo de cuartos frente a Novak Djokovic
Glyn Kirk / AFP–Lo nunca visto...
–Yo pensaba que esto iba ocurrir antes. Lo pensaba en 1976, cuando Adriano Panatta ganó Roland Garros. Entre 1976 y 1980, Italia disputó cuatro finales de la Copa Davis. Se aventuraban grandes tiempos para nosotros pero se los llevó el viento. No volvimos a ganar un Grand Slam hasta el 2010, con el Wimbledon de Francesca Schiavone.
Ubaldo Scanagatta me cuenta todas estas historias mientras, de reojo, va vigilando el reloj.
Lleva estrés, el hombre.
Urgencias “Puedo atenderle durante cinco minutos pero no me pida más”, me dice Ubaldo ScanagattaAparte del encuentro con Fognini, en un rato, Sinner se enfrenta a Shelton y Cobolli, a Djokovic.
–¿Y cómo se ve usted? ¿Está estresado o está feliz?
–Las dos cosas. Estoy feliz porque el tenis italiano está en la cumbre, pero trabajo como nunca. Desde Italia me llaman radios y televisiones, me piden entrevistas. Durante años fui el único cronista italiano en los torneos. Desde entonces, me llaman siempre. En casa soy el más conocido pero también el más viejo. Además, el tenis me viene de cuna. De crío gané dos títulos universitarios italianos. Tenía una beca de estudios en Tulsa (Oklahoma), en la Oral Roberts University. Llegué a ser un Top 20 en Italia. Pero discúlpeme, le dejo que llevo prisa...
Y se marcha a todo trapo.

Novak Djokovic, este miércoles en un descanso de su duelo ante Flavio Cobolli
Tolga Akmen / EFEAl perderle de vista, le investigo un poco más.
Revisando las redes mientras contemplo el Sinner-Shelton en la pista 1, me topo con un incunable: cuando Djokovic ganó el Open de Australia del 2019, Scanagatta empezó a decirle:
–Tiene siete títulos en Melbourne, quince Grand Slams...
Djokovic le interrumpió.
Imitando el acento italiano, el serbio le dijo:
– Not too bad (no está mal).
Y rompió a reír, a mandíbula batiente.
Lector, le recomiendo que busque la escena en YouTube.
Todos en la sala rieron también.
La escena se viralizó y de allí salió un lema. Desde entonces, cuando Scanagatta le pregunta algo a Djokovic, el serbio le interrumpe:
–Not too bad.
El penúltimo gran choque El cuadro alto del torneo ya tiene el enfrentamiento ideal: la semifinal entre Sinner y DjokovicNot too bad: a lo largo de la tarde, los hechos siguen una simultaneidad lineal. Mientras Sinner atrapa a Shelton (le vence por 7-6 (2) y doble 6-4), Djokovic se deshace de Cobolli (6-7 (6), 6-2, 7-5 y 6-4) y los londinenses ya tienen su semifinal: este viernes, el número 1 del mundo se medirá al ganador de 24 Grand Slams (la otra semifinal, Alcaraz-Fritz).
¿Y Scanagatta?
Bueno, se irá a a dormir con el corazón en un puño: esta profesión es maravillosa pero tiene sus cosas.
(Hugh Grant, mientras, sestea a su manera: lo hace en el palco del Centre Court, se regala una buena cabezadita durante el Djokovic-Cobolli).
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