No enfanden a Hansi Flick

El rey de la improvisación y el rey de la planificación reman codo con codo desde hace poco más de un año en la olla exprés que es siempre el Barça. Uno abrazado a su carisma (Joan Laporta) y el otro a su trabajo (Hansi Flick) cohabitan en un club que una vez más no ha tenido a todos sus futbolistas inscritos al inicio de la Liga y que no sabe ni siquiera en qué estadio jugará su primer encuentro como local de la temporada. Aparentemente el catalán y el alemán son como el agua y el aceite pero han mezclado de maravilla en cuanto a resultados deportivos se refiere. Laporta acertó de pleno con la contratación del entrenador y el técnico está encantado con la mayoría de sus futbolistas y con su vida diaria en Barcelona.
Hansi Flick, este viernes
Alejandro García / EFEPero harían bien en no hacer enfadar al entrenador. Siempre con formas mesuradas y sin necesidad de dar un golpe encima de la mesa pero en las últimas semanas Flick está torciendo el morro en más de una ocasión. Lógicamente los vaivenes de la gira asiática (ahora sí, ahora no, ahora sí) no fueron de su agrado como tampoco lo ha sido perder a Iñigo Martínez porque era uno de sus puntales y de las extensiones de su ambición en el campo. Le dijeron que el equipo no se debilitaría ni perdería ningún futbolista clave. Por eso ahora no quiere ni oír hablar de ninguna baja de peso más aunque Fermín no sea titular indiscutible y pese a que Casadó puede terminar por aburrirse en el banquillo.
Flick está torciendo el morro pero hace bien en centrarse en lo que puede controlarTampoco le agradó al técnico que su equipo no goleara a un Mallorca con nueve porque su modo de entender el fútbol solo entiende de ir, ir y volver a ir hacia la portería contraria. Pero de eso, del equipo, ya se encarga él y ya les ha dicho en público y en privado lo que ha considerado oportuno.
Su manera de sobrevivir en la selva blaugrana pasa por parapetarse en el inglés, en estudiar mucho sus respuestas y en no volverse loco con lo que no puede controlar. Por eso aguantó el tipo cuando le preguntaron si no le afectaba el jugar tantos partidos fuera de casa al inicio de temporada. Se centra en mantener la competitividad de la plantilla. Que no es poco. De lo demás intenta abstraerse, sobre todo públicamente. Si no lo hiciera hace tiempo que habría perdido el temple y eso habría afectado a su trabajo. Pero no es óbice para que no pueda esconder un rostro menos risueño que en otros momentos. Se le ve serio y más parco en palabras que la temporada pasada. Su paciencia con las marejadas del club también debe tener un límite. Lo que es seguro es que no quiere más sustos ni más sorpresas que se escapen a su voluntad.
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