Los tesoros que los cineastas acumulan

Durante mucho tiempo, cada martes, me encontraba con un grupo de directores amigos como Juan José Jusid, Marcelo Piñeyro, Alberto Lecchi y algunos más. Semana a semana, veíamos en la sede de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) una película de cine clásico, después íbamos a comer pizza y hablar de cine, a veces durante horas. Entre tantas charlas, empezamos a notar algo: hay películas que se pueden contar en una sola secuencia, son escenas que funcionan como el motor o el corazón del relato.
Esa idea siempre me quedó rondando en la cabeza hasta que un día pensé que cada cineasta atesora una escena que le encanta, que lo representa. ¿Qué pasaba si reunía a un grupo de directores y directoras para que eligieran y analizaran en profundidad la escena más significativa de sus propias filmografías?
Ese fue el punto de partida del documental Mi mejor escena. Convocamos a diez cineastas muy distintos entre sí: Juan José Campanella, Albertina Carri, Miguel Cohan, Carmen Guarini, Alberto Lecchi, Néstor Montalbano, Lorena Muñoz, Juan Bautista Stagnaro, Demian Rugna y Marcelo Piñeyro. Algunos son obsesivos de la prolijidad, otros dan lugar a la improvisación, algunos hacen ficción, otros documental, algunos hacen películas grandes e industriales, otros películas más pequeñas.
A todos los conocía, con muchos había trabajado alguna vez. Con Lecchi como ayudante suyo, con Piñeyro como asistente de dirección en varias películas, con Campanella compartimos el chiste de que yo soy su amigo peronista y él mi amigo gorila. Todos aceptaron participar de la película con gran predisposición y generosidad.
Me sorprendió mucho Demian Rugna hablando de Cuando acecha la maldad. Yo tengo 69 años y el cine de terror nunca fue lo mío. Él habla de la construcción técnica y narrativa de su secuencia con un orgullo y una claridad admirables. Lorena Muñoz cuenta cómo se realizó un increíble y complejo plano secuencia de Gilda, interpretada por Natalia Oreiro. Miguel Cohan, por ejemplo, analiza el uso del plano detalle de un vidrio que encuentra un personaje bajo un mueble y cómo esa escena de La misma sangre transforma desde allí toda la historia.
Las diez escenas elegidas están tan bien contadas por sus directores y directoras que Mi mejor escena debería ser material obligatorio en las escuelas de cine. Se habla de puesta en escena, de planos, de montaje, de construcción de personajes, de dirección de actores.
En este momento de brutal crisis y desfinanciación del cine argentino por parte de sus autoridades, creo que esta película refleja claramente la potencia y la gran diversidad y riqueza de nuestro cine.
Mi mejor escena se estrenó en el Cine Arte Cacodelphia, en el Cine Gaumont, en la Sala Avalon de Itaca Complejo Teatral y en distintas salas del interior del país.
*Director de cine y guionista.
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