Italiano, un entrenador feliz: «Esta Copa, la mayor alegría. Logramos que la gente volviera a las calles. ¿El futuro? Estoy muy feliz aquí...».

Roma, 15 de mayo de 2025 – Vincenzo en la balaustrada , con los brazos levantados hacia el cielo, en el gesto de abrazar todo ese afecto inconmensurable. Vincenzo, a quien el equipo toma bajo la curva para proyectarlo al cielo del Olímpico. Vincenzo gana su primera Copa en lo que define como "la mejor noche desde que soy entrenador".
Es la noche de Bolonia , pero sobre todo es la noche de los italianos. Alguien que en julio tomó de la mano a una criatura "que había perdido cuatro pilares y cuando se pierden pilares la casa corre el riesgo de derrumbarse".
Y en lugar de eso, con esfuerzo y mucho trabajo duro, Italiano construyó ayer el edificio perfecto que fue su Bolonia.
¿Los secretos? Empecemos por el último: «Al día siguiente de la derrota de hace unos días en el campeonato, nos reunimos todos en el campo, aunque era día de descanso. Lo hicimos porque queríamos preparar este partido al detalle, sin cometer errores».
Y luego en el fútbol sabemos cómo funciona: preparas todo perfectamente y luego sucede lo impensable y una posible victoria se convierte en una derrota.
He aquí la otra clave que está tocando Italiano, ahora en plena noche, después de una larguísima fiesta en la cancha del Olímpico.
“Hoy he conseguido levantar esta Copa después de perder tres finales por los pelos”, comentó el técnico rossoblù. Les dije a los chicos: «Nunca podría aceptar perder mi cuarta final, porque sé cómo funciona esto. Cuando un entrenador llega a una final , juzga el resultado del último partido, pero olvida el camino recorrido. Y fue precisamente esto lo que me hizo ganar este partido: quién sabe qué habría pasado mañana si el Milan hubiera ganado. Cosas que la próxima vez habría tenido que esforzarme mucho para quedar eliminado en octavos de final. Si la lógica es que quien llega a la final se considera un perdedor...».
Piedras , o más bien rocas, que debes quitar de tu zapato. Pero también una increíble carga de alegría. “Cuando llegué aquí hace un año junto con el director (Sartori, ed.) pensé: ¿qué podemos inventar para que la gente vuelva a las calles?”.
En la plaza ideal del Olímpico estaba anoche toda Bolonia. “Cuando salí del túnel y vi todo ese caos de nuestra afición, me dieron escalofríos”, confesó el técnico.
La dedicación ideal es para ellos, pero también para Saputo, "un presidente ambicioso que estoy seguro que hará todo lo posible para mantener al Bolonia a estos niveles".
Hay también una tercera dedicatoria: “A la familia de Joe Barone, porque con él en Florencia estuvimos muy cerca de ganar un trofeo”.
Y ahora el futuro, con la renovación del contrato sobre la mesa. “Hablaremos de ello con mucha serenidad, con este trofeo ganado, viendo qué se puede hacer para mantener al Bolonia en lo más alto”. Pero primero, viene la merecida celebración.
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