Bari ya no es popular: están huyendo de San Nicolás.

El amor puede doler. Hasta el punto de generar dolorosas separaciones. La ciudad del fútbol está desconsolada y su paciencia se ha agotado. La llama, sin duda, no se ha extinguido y bastaría poco para reavivarla, pero no en las circunstancias actuales. Desde hace más de dos años, el Bari se encuentra sumido en la mediocridad y el sufrimiento. Un contexto insoportable para un entorno que ocupa un lugar destacado en la historia italiana por su prestigio y los torneos disputados en la Serie A (33). Uno de los clubes más laureados de la Serie B (once ascensos a la máxima categoría, solo por detrás del Atalanta y el Brescia con doce) se encuentra actualmente en una situación crítica, obligado a mantenerse a la defensiva (a tan solo un punto de los puestos de play-off) e incapaz siquiera de soñar con la gloria, debido a actuaciones decepcionantes y a los retrasos abismales de sus rivales (a trece puntos del líder Monza, a doce del segundo clasificado, el Modena, a diez del tercero, el Cesena, a nueve del cuarto, el Frosinone...). Sin embargo, en comparación con sus rivales, cabe destacar el partido aplazado de los Galletti contra el Juve Stabia (que se disputará el 4 de diciembre).

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