Marcinelle recuerda a los caídos, comienza la ceremonia en el Bois du Cazier

Una ceremonia conmemorativa de la masacre del 8 de agosto de 1956 comenzó en el Bois du Cazier, en Marcinelle, para conmemorar la tragedia que cobró la vida de 262 mineros, entre ellos 136 italianos. Esta tragedia marcó la historia como uno de los peores desastres mineros del mundo, convirtiéndose en un símbolo de las muertes en el lugar de trabajo y las precarias condiciones de seguridad en las que muchos emigrantes italianos se vieron obligados a trabajar después de la Segunda Guerra Mundial.

A las 8:10 h, en la plaza frente a la entrada de la mina, la campana Maria Mater Orphanorum sonó 262 veces, una por cada víctima. Cada campanada estuvo acompañada de la lectura solemne de los nombres de los mineros caídos, pronunciados uno a uno ante un público reunido en un emotivo silencio. Asistieron asociaciones de mineros italianos, numerosas familias de las víctimas y la numerosa comunidad italiana aún presente en la zona de Charleroi. En representación del gobierno italiano, estuvieron presentes el subsecretario de Asuntos Exteriores, Giorgio Silli, acompañado por la embajadora de Italia en Bélgica, Federica Favi.

La tragedia fue causada por un incendio provocado por la combustión de aceite a alta presión, provocado por una chispa eléctrica. De los 275 trabajadores presentes en la mina esa mañana, solo trece sobrevivieron. En cuanto a víctimas, fue el tercer peor accidente en la historia de la emigración italiana, solo precedido por las masacres de Monongah y Dawson, ambas ocurridas en Estados Unidos.