Disparos a la altura de los ojos en medio del tráfico: solicitan acusación por intento de asesinato

Cuando el conductor de un coche le invitó a detenerse con maniobras arriesgadas, el conductor de una furgoneta pensó que estaba ante un ladrón o en todo caso alguien que quería agredirle. De hecho, estaba convencido de no haber cometido ninguna maniobra arriesgada en una rotonda de Via Marconi en Ponte San Nicolò. El 19 de febrero, una disputa de tráfico casi terminó en tragedia. Un guardia de seguridad de 40 años de Ponte San Nicolò que había terminado su turno de noche de repente perdió la cabeza. Creyendo que el conductor de la camioneta le había hecho daño, empezó a insultar en voz alta y buscó pelea. En resumen, quería darle una lección. La víctima huyó por temor a que le pudiera pasar algo grave.

La persecución continuó por la circunvalación hacia Albignasego. Aquí el guardia de seguridad, al darse cuenta de que el conductor de la camioneta no tenía intención de detenerse, sacó su pistola reglamentaria de la funda y vació todo el cargador sobre él. Algunos de los disparos impactaron en la carrocería de la camioneta a la altura de la cabeza. Es un milagro que la víctima haya salido ilesa. Tras interminables minutos, el artesano al volante de la furgoneta logró desaparecer. Al principio no se dio cuenta de que la persona que lo perseguía había acribillado a balazos su vehículo. Fue su empleador quien se dio cuenta y lo acompañó a la comisaría para denunciar el incidente. Mientras tanto, los Carabineros de la comisaría de Ponte San Nicolò han identificado mediante videovigilancia al propietario del vehículo. Además, habrían descartado cualquier falta de precedencia. En resumen, no habría habido ninguna maniobra arriesgada.

Tras la prueba balística realizada a la camioneta de la víctima y ordenada por la Fiscalía en las últimas horas, el fiscal Benedetto Roberti, a cargo del expediente de investigación, cerró el caso solicitando que el guardia de seguridad sea enviado a juicio por el delito de intento de homicidio. Inmediatamente después del incidente, los soldados del teniente Vincenzo Folliero encontraron seis casquillos en el suelo, pero el propio hombre de cuarenta años informó a los Carabineros que había disparado muchos más. En definitiva, según la Fiscalía, el guardia de seguridad no disparó al aire con el objetivo de intimidar, sino que intentó conscientemente alcanzar a alguien que, a su juicio, había sido protagonista de una maniobra de conducción temeraria que merecía ser debidamente vengada.