Influencers del fitness: ¿nuevos líderes de opinión que desafiarán a las autoridades públicas en materia de salud de los jóvenes?

Los influencers han cimentado su visibilidad en la autopresentación, exponiendo su vida cotidiana y promocionando productos o marcas. Sus vídeos y otros contenidos se han vuelto esenciales para la estrategia de las empresas que buscan llegar a un público joven, móvil y conectado. Los influencers de fitness , en particular, destacan en este ámbito: sus cuerpos, sus rutinas de entrenamiento y sus dietas se convierten en argumentos de venta.
Sin embargo, estas mismas figuras ahora se permiten comentar sobre ciertas políticas públicas, o incluso criticarlas. Cuando Tibo InShape cuestiona al presidente de la República sobre el sedentarismo o JuJufitcat habla de trastornos alimentarios , se redefine por completo la misión del influencer . Su estatus está cambiando de promotor a prescriptor, de prescriptor a ciudadano comprometido. Ya no solo está ahí para entretener o recomendar, sino para alertar, concienciar y desafiar.
Sin embargo, esta difuminación de roles genera tensión: algunos influencers del fitness denuncian los efectos nocivos de las actividades en la salud de los jóvenes, a pesar de que contribuyen a su formación. Por ejemplo, utilizan las redes sociales para fomentar el ejercicio, a la vez que los animan a mantenerse conectados y sedentarios frente a las pantallas. Abogan por una dieta equilibrada , al tiempo que recomiendan patrones alimentarios restrictivos . Aquí vemos las principales paradojas que transmite esta nueva práctica de influencia.
¿Cómo podemos explicar entonces por qué sus palabras tienen tanto peso? ¿Por qué estas figuras, sin formación científica ni mandato institucional, logran captar la atención y, a menudo, el apoyo del público joven?
La respuesta reside, en parte, en su credibilidad percibida. El proyecto de investigación Food and Digital (Alimnum) , realizado entre jóvenes de 18 a 25 años para estudiar el impacto de su consumo digital en su salud, muestra que los influencers derivan su legitimidad de una fuerte proximidad relacional . Se expresan con los códigos de su generación, en un lenguaje accesible, corporal y emocional. Sus historias se basan en la experiencia, el cuerpo y la transformación personal.
Donde las campañas corporativas a veces no logran movilizar, los influencers captan la atención relatando su propia trayectoria. Por lo tanto, su autoridad no es académica, sino experiencial: no saben más, pero han vivido la experiencia.
Esto es lo que se valora especialmente en la retórica del "antes/después", omnipresente en los contenidos de fitness, que muestra la capacidad de superarse a uno mismo, de cambiar, de mejorar el propio bienestar.
Esta narrativa autobiográfica es aún más efectiva porque se basa en una ilusión de proximidad. Los suscriptores sienten que conocen a su influencer, siguen su vida y comparten su intimidad.
Modelos de comunicación de liderazgo de opinión revisadosA primera vista, esta proximidad parece ser resultado de fuertes vínculos entre el influencer y su audiencia. En realidad, se debe más bien a vínculos débiles . Los seguidores no conocen al influencer personalmente, no interactúan con él en profundidad, pero interactúan regularmente: le dan "me gusta" , comentan y comparten. Sin embargo, son precisamente estos vínculos débiles los que permiten la difusión exponencial de ideas y comportamientos.
Esta co-construcción de la legitimidad de los influencers por parte de la comunidad es fundamental. Los influencers no son impuestos desde arriba: son validados, apoyados y reforzados por su comunidad, que los elige simbólicamente como una figura de autoridad y confianza. Por lo tanto, alcanzan el estatus de líderes de opinión mediante una interacción viral acumulativa.
Esta dinámica recuerda al modelo de comunicación de flujo en dos etapas , ampliamente utilizado por los profesionales del marketing, en el que los medios primero influyen en un grupo selecto de líderes de opinión, quienes luego transmiten los mensajes al público general. Este modelo, originado en la década de 1950, está cobrando nueva relevancia en las prácticas digitales contemporáneas, al aprovechar una viralidad moldeada por algoritmos.
Motivados por su comunidad, los influencers se están pronunciando ante las autoridades públicas sobre la angustia y las dificultades que enfrentan los jóvenes. De este modo, contribuyen a difundir y animar al público en general a comprender los principales problemas de salud, incluso si esto a veces implica simplificaciones o aproximaciones excesivas.
Al traducir mensajes complejos (salud, nutrición, prevención) en contenidos cortos, personalizados y atractivos, y adaptarlos a los formatos de las plataformas (reels, vlogs, stories) y a la sensibilidad de su audiencia, desempeñan el papel de auténticos retransmisores.
¿Deberíamos estar satisfechos con esta movilización de influencers del fitness en torno a causas colectivas? Su capacidad para llegar a audiencias alejadas de los medios tradicionales, para provocar emociones y generar apoyo es real. Ayuda a reavivar la conciencia cívica en espacios donde el discurso oficial a menudo tiene dificultades para penetrar.
Pero este poder de amplificación también conlleva riesgos relacionados con la difusión de mensajes confusos, sesgados o erróneos. Sus palabras, basadas más en la experiencia que en pruebas científicas, pueden reforzar ciertas normas sociales problemáticas, como el culto a la performance, la obsesión por el cuerpo o la estigmatización de los cuerpos "no conformes".
En cualquier caso, la intervención de Tibo InShape ante el Presidente de la República en mayo de 2025 marca un paso simbólico en la evolución de la oratoria: aquel en el que personalidades de la cultura digital se arrogan un derecho de expresión sobre cuestiones de interés general.
Esta dinámica está redefiniendo los circuitos de legitimación: la autoridad ya no proviene únicamente de las instituciones, sino que surge de la red, la audiencia y la viralidad. Esto exige repensar las relaciones entre las esferas pública y digital, entre expertos, ciudadanos y nuevos mediadores. También exige aceptar que estos líderes de opinión no son neutrales ni desinteresados, y que su compromiso puede fluctuar en función de las oportunidades de visibilidad o monetización.
Además, se cuestiona la legitimidad ética del uso de figuras mediáticas en campañas de salud pública. ¿Qué responsabilidades deberían asumir estas personas influyentes y cómo podemos garantizar la fiabilidad de los mensajes que transmiten? Estas cuestiones requieren una reflexión profunda por parte de los profesionales sanitarios, investigadores y educadores involucrados en la regulación de la información sanitaria.
El proyecto Alimentación y Digital – ALIMNUM cuenta con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación (ANR), que financia la investigación basada en proyectos en Francia. La misión de la ANR es apoyar y promover el desarrollo de la investigación fundamental y completa en todas las disciplinas, así como fortalecer el diálogo entre la ciencia y la sociedad. Para más información, visite el sitio web de la ANR .
SudOuest