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"Hueles el asco": cuando la gordofobia se instala en la atención sanitaria

"Hueles el asco": cuando la gordofobia se instala en la atención sanitaria
Según un informe del Defensor del Pueblo publicado esta mañana de martes, no todos somos iguales en el acceso a la atención sanitaria. Desde concertar una cita hasta recibir atención, la discriminación es algo habitual. Esto se aplica en particular a los pacientes con sobrepeso u obesidad, que son víctimas habituales de gordofobia.

Desde conseguir una cita hasta ser atendido en urgencias , la discriminación es moneda corriente para las personas racializadas, los precarios, los migrantes... Esta es la contundente constatación de un informe del Defensor de los Derechos publicado este martes por la mañana.

Se recogieron 1.500 testimonios de pacientes y personal sanitario que denuncian palabras y comportamientos discriminatorios en el proceso de atención. Claire Hédon llama a la «movilización de las autoridades públicas y de los actores sanitarios».

Entre estos pacientes que son víctimas de discriminación se encuentran personas con sobrepeso u obesidad. A menudo son víctimas de gordofobia y, a veces, de diagnósticos erróneos. Una situación que vivió Julie. Con sensación de asfixia sin ningún esfuerzo físico, dolores punzantes en el pecho. “Conozco mi cuerpo”, dice Julie. “Sentí que iba a morir”, añade.

Ante estos síntomas anormales, su médico, impotente, la envió al hospital más cercano donde fue atendida por un médico de urgencia. “Después de todos los controles que me hicieron, el médico volvió a verme y me dijo: ‘De todas formas, estás obesa, es normal que te falte el aire’”, suspira.

Y ahí comienza el enfrentamiento. Ella quiere recibir tratamiento, pero él quiere enviarla a casa.

Lo que me salvó la vida fue que mi médico me escribió una carta diciendo 'Sospecho que tengo una embolia'. Y el propio médico de urgencias me admitió que tenía que demostrar que no era eso. De hecho, para resumir, la mitad de mis pulmones ya no funcionaban. Fue extremadamente grave», dice Julie.

Síntomas que son ridiculizados o incluso simplemente negados. “Ah, tendremos que ponernos a dieta, tendremos que adelgazar”… Frases que Marine ha escuchado demasiadas veces en el hospital por una triple fractura o incluso una hernia discal. Frases también pronunciadas por un ginecólogo. Una fecha que aún le cuesta expresar con palabras.

La insinuación, la mirada que te dirige, te da asco. Fue una experiencia muy mala, así que se acabó —suspira. Desde entonces, "traumatizada", dice, la mujer de sesenta años evita a toda costa las cirugías médicas.

RMC

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