ArcelorMittal: ¿Funcionan las nacionalizaciones?

La secretaria general de la CGT, Sophie Binet, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se enfrentaron el martes sobre la conveniencia o no de nacionalizar ArcelorMittal en Francia. ¿Pero funcionan las nacionalizaciones?
Estos pueden convertirse en fiascos, como ocurrió con las grandes nacionalizaciones socialistas de 1982, justificadas por la ideología, es decir, con el objetivo de obligar a las empresas a servir a fines políticos. En 1982, hubo 44 nacionalizaciones que afectaron a industrias (Thomson, Saint-Gobain, Usinor, etc.) y a numerosos bancos (CIC, Paribas, etc.). Todas estas empresas se debilitaron y rápidamente volvieron a ser privadas.
Las nacionalizaciones políticas sólo funcionan en dos casos. Cuando está en juego el interés vital del país, o cuando está en juego la soberanía del país. En 1946, las nacionalizaciones se justificaron por la necesidad de reconstruir el país. Casi todo el sector financiero y el sector energético estaban en manos del Estado.
En 2023, Emmanuel Macron renacionalizó EDF para garantizar la financiación de futuros reactores nucleares con el objetivo de garantizar nuestra soberanía energética. También nacionalizó el astillero STX para evitar que se convirtiera en italiano.
Las nacionalizaciones temporales, caso por caso, funcionan mejor. Aquí también debe primar el pragmatismo para ayudar a una empresa que atraviesa dificultades pasajeras, pero que es viable. En 2002, el gobierno británico renacionalizó el operador de red ferroviaria Railtrack, cuya privatización había fracasado. En 2009, después de la crisis financiera, el gobierno de Estados Unidos nacionalizó General Motors. La maniobra costó dinero, pero la empresa se salvó. En Francia, en 2014, el Estado entró en participación en el capital de PSA, que no tenía buenos resultados. Como resultado, el grupo levantó la cabeza.
RMC