Décadas de mala gestión: la escasez de agua en Irán preocupa a los expertos

En el sofocante calor de Teherán, los residentes de algunos barrios se despiertan con los grifos secos. En todo Irán, desde las ciudades desérticas de Yazd hasta los abarrotados barrios de la capital iraní, crece la frustración por los efectos del estrés hídrico, que ahora es un suceso cotidiano. «Durante muchas horas del día, la presión del agua es tan baja que prácticamente se corta el suministro a quienes viven en pisos superiores», advierte Samira, una joven teheranesa que vive en el cuarto piso de un apartamento en el este de la capital. Como último recurso, sus vecinos de la planta baja llenan contenedores para abastecer de agua a los pisos superiores. Pero Samira está harta de estos cortes, que a veces duran hasta seis horas, y de las medidas a medias anunciadas por las autoridades.
La Croıx