Las únicas dunas móviles de Europa están en Andalucía y puedes subirte a ellas

El Parque Nacional de Doñana es un espacio natural único en toda España e incluso en Europa. Quizás los andaluces no lo valoran como deberían, por la razón de que lo tienen muy cerca y en cierta manera accesible, pero se trata de un paraje único en muchos sentidos, que atrae todo tipo de visitantes a lo largo del año, sobre todo a aquellos que están enamorados de la naturaleza.

Además de tener unas características únicas y una fauna y flora muy destacada, en este parque se encuentran las únicas dunas móviles que existen en toda Europa, un verdadero tesoro por descubrir que está al alcance de todos los interesados de una manera verdaderamente sencilla.

Para sentir esta naturaleza salvaje de la forma más sencilla posible, nos podemos desplazar hasta una zona muy próxima a la populosa localidad de Matalascañas, en el término municipal de Almonte, donde se encuentran algunas de las dunas móviles más emblemáticas. Es una naturaleza viva, ya que son dunas que se van moviendo y cambiando en función de los vientos que reciben, en muchos de los casos procedentes del océano Atlántico.

Se forma lo que se conoce como un tren de dunas, en las que el movimiento de las dunas se traslada de una a otra, llegando incluso a cubrir casi de manera completa a los árboles que se encuentran a su paso. Una situación que no ha sido siempre así, ya que, en otros siglos, las dunas encontraban una barrera en los enebros y sabinas costeros que formaban una especie de muralla que impedía el movimiento de las mismas. Pero la acción del hombre, que poco a poco fue eliminando esta flora para usar los materiales por ejemplo en la fabricación de artes de pesca, terminó alterando la situación.

El sendero dunar, que se encuentra muy cerca de Malascañas, es un lugar perfecto para entrar en contacto con los sistemas de dunas móviles, que van a hacer las delicias de los amantes de la naturaleza, teniendo en cuenta además de que nos encontramos en un paisaje de singular belleza. No hace falta ser un experto senderista ni estar en un estado físico excepcional, ya que se trata de un sendero de muy poca dificultad, de 1,5 kilómetros de extensión y apto para todos los públicos.

Para disfrutar de esta experiencia sólo hay que respirar hondo para aspirar el aroma único de este punto de la provincia de Huelva y ser capaz de apreciar la singularidad del paisaje ante en el que nos encontramos en el que se puede contemplar varios subsistemas, que van desde las zonas de dunas embrionarias, que se encuentran en el borde de la playa, hasta el primer corral, donde se sitúan árboles de gran porte.

Así, las denominadas dunas embrionarias comienzan su formación en la playa, en el momento en que los vientos arrastran la arena. Poco a poco, estos iniciales montículos irán creciendo, gracias a la arena que les aporta el viento, para seguir avanzando y unirse a otras y terminar formando grandes dunas que se encuentran ya a centenares de metros hacia el interior.

Las dunas móviles se forman gracias al movimiento de la finísima arena de la zona, y van cambiando de forma, posición y tamaño, a causa de la acción del viento. Grandes dunas, de unas impresionantes dimensiones, que incluso en algunos casos llegan a sepultar de forma completa pinares, para después, cuando vuelve a soplar el viento, volver a dejarlos libres. Un ecosistema único en el que conviven especies vegetales y una fauna que es capaz de adaptarse a estas condiciones de vida completamente extremas.