Estas son las cinco playas mexicanas para disfrutar de unas vacaciones inolvidables

Un viaje a la playa siempre puede ser una gran idea. Este país ofrece paisajes únicos por descubrir y un ambiente tranquilo, ideal para escaparse durante los días de descanso.
El Cuyo, YucatánUnas tres horas y media al noreste de Mérida, y muy cerca de Quintana Roo, se encuentra la Reserva de la Biósfera Ría Lagartos, reconocida por la enorme diversidad de vida silvestre y su ecosistema único de humedales, especialmente por albergar grandes colonias de flamencos rosados. Su laguna, rodeada de manglares y separada del golfo de México por una estrecha franja costera, acoge al pequeño y rústico pueblo El Cuyo.
Sus paisajes y biodiversidad se traducen en cinco colores: el turquesa del mar –como el Caribe –, el blanco de la arena, el verde de los manglares, el rosa de los flamencos, visibles de abril a mayo, y el naranja de sus atardeceres.
El Cuyo apenas tiene una población de unas dos mil personas –la mayoría dedicadas a la pesca–, por lo que su ambiente es muy tranquilo; notable al caminar por sus pintorescas calles flanqueadas por tradicionales casas de madera; construcciones de aspecto colonial con arte callejero en los muros que muestran la riqueza natural de la región.
Permanece como una ‘joya oculta’, pero no por falta de infraestructura, ya que cuenta con una buena oferta gastronómica y hotelera. También puede visitar las lagunas rosadas del Parque Turístico Las Coloradas. Estos cuerpos de agua adquieren su característico color debido a microorganismos que se desarrollan en ambientes salinos. Por ese motivo, es sede de la salinera más importante del sureste mexicano: Las Coloradas.

Los paisajes y biodiversidad de El Cuyo combinan playa con manglares y flamencos. Foto:iStock
A unos 23 minutos en carro del pueblo mágico de Sayulita y a poco más de una hora del aeropuerto internacional de Puerto Vallarta, no muy lejos del lujoso desarrollo de Punta Mita, está la bahía de Litibú, una larga franja de arena dorada con playas semivírgenes y casi secretas, custodiadas por las montañas de la Sierra Madre Occidental y bañadas por el océano Pacífico, cuyas tonalidades van del turquesa hasta el hipnótico azul intenso.
Este paraíso está lo suficientemente lejos de los grandes hoteles como para conservar una atmósfera serena y casi privada. La bahía cuenta apenas con unas pocas casas vacacionales, lo que le permite mantenerse intacta. La tierra y el mar nos invitan a caminatas al cerro del Mono o por senderos selváticos, travesías en kayak y esnórquel, avistamiento de aves y ballenas jorobadas –de diciembre a marzo–, además de clases de surf y más actividades que sellan en la memoria este destino inolvidable.
Los Ángeles Locos, CostalegreDesde cabo Corriente hasta Barra de Navidad se despliega la Costalegre del estado de Jalisco, un litoral de 230 kilómetros bañado por las aguas del Pacífico. Entre sus dominios conviven parajes prácticamente inexplorados con humedales, lagunas de gran biodiversidad, campamentos tortugueros y otro vasto mar, no de agua sino de platanales, que dibuja una de las postales más icónicas de la región.
Su exuberante entorno selvático es la principal razón por la que se mantiene rústico, ya que no se incentiva la construcción de grandes desarrollos, aunque no faltan las experiencias que combinan lujo y relajación, como las que se encuentran a lo largo de los ocho kilómetros de la bahía de Tenacatita. Los operadores turísticos organizan paseos en lancha para avistar ballenas y lobos marinos en invierno, así como delfines y tortugas durante todo el año. También puede practicar esnórquel en los arrecifes de Cuastecomates, hacer senderismo, recorrer las montañas costeras en bici y remar en paddle board o kayak por el estero La Vena.
Pichilingue, La PazBalandra es quizá la playa más famosa de La Paz y de la península de Baja California, aunque la región ofrece muchas otras igual de sorprendentes y con menos visitantes, como Las Gaviotas, El Tesoro y Pichilingue, esta última a pocos pasos del muelle de cruceros.
El entorno de Pichilingue está marcado por montañas semidesérticas que enmarcan la bahía. Los tonos ocres de los cerros contrastan con el azul celeste de las cristalinas aguas del mar y el dorado tenue de la arena, creando un oasis inesperado en medio de un paisaje majestuosamente árido.
La zona también ofrece expediciones para descubrir por qué el mar de Cortés fue nombrado el “acuario del mundo” por el explorador francés Jacques Cousteau. Desde nadar con lobos marinos en la isla Espíritu Santo hasta contemplar formaciones rocosas, avistar aves y tortugas marinas, navegar en yate privado hacia Balandra o vivir la emoción de nadar con tiburones ballena –presentes entre diciembre y abril–; experiencias que revelan la riqueza de este ecosistema único.
El tour de las perlas en la bahía de La Paz sin duda es imperdible, allí se cultivan estos tesoros marinos, entre ellos las enigmáticas y exóticas perlas negras; verdaderas rarezas de la naturaleza.

Troncones es una pequeña localidad habitada por unas 500 personas, en su mayoría pescadores. Foto:TRONCONES.NET
Un trayecto de unos 30 minutos entre las montañas de la Sierra Madre del Sur separa al pueblo mágico de Zihuatanejo de la pequeña localidad de Troncones, habitada por unas 500 personas, en su mayoría pescadores y extranjeros que eligieron este pacífico lugar por sus playas prácticamente vírgenes y selvas llenas de árboles de mango y palmeras.
Además de ser un paraíso para surfistas, la región es un refugio para parejas y viajeros exigentes en busca de calma, donde la fina y dorada arena, la baja densidad de visitantes y los hospedajes de lujo crean un escenario íntimo y sofisticado de ensueño.
Podrá avistar ballenas jorobadas en lancha, de diciembre a marzo, y delfines en libertad; emprender travesías en kayak y esnórquel por la bahía de Zihuatanejo, o visitar campamentos tortugueros donde se recuperan nidos y –de agosto a marzo–, siempre al atardecer, puedes participar en la liberación responsable de crías.
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