Luz solar, una aliada para la salud y el bienestar

La luz del sol no es solo una fuente inagotable de energía que se puede transformar en electricidad, también es una fuente inagotable de salud y vitalidad para los seres humanos, según algunos especialistas en medicina natural o complementaria.
María del Mar Molina, experta en nutrición y dietética ortomolecular, ha creado un método para aprovechar la luz del sol utilizándola como una medicina cotidiana que nos ayuda a “vivir más, dormir mejor y perder grasa corporal”, explica.
Una de las facetas de su método, denominado ‘dieta solar’, es la alimentación, pero el enfoque de Molina también incluye una serie de prácticas que buscan “recuperar los hábitos que hemos perdido y volver a conectarnos con nuestra naturaleza ancestral”, le dice a EFE.
Sus pilares fundamentales son la luz solar diaria, la alimentación ancestral, el ayuno nocturno, la protección frente a la luz artificial y la conexión con la tierra y la naturaleza.
Su enfoque de la salud integral está consignado en un libro titulado con el mismo nombre de su método La dieta solar. En este aboga por un retorno a hábitos naturales como exponernos al sol, estar en contacto con la naturaleza y mantener una dieta rica en nutrientes ancestrales, como elementos claves para tener una vida saludable y prevenir las enfermedades modernas.
“La luz solar es un nutriente esencial para la salud. No solo activa la producción de vitamina D, sino que regula nuestras hormonas, sincroniza nuestro ritmos circadianos (ritmos biológicos que tienen lugar dentro de las 24 horas), mejora el metabolismo, optimiza el descanso y tiene un impacto directo en nuestra energía, sueño, peso y longevidad”, asegura Molina.
La luz solar es un nutriente esencial para la salud. No solo activa la producción de vitamina D, sino que regula nuestras hormonas, sincroniza nuestro ritmos circadianos, mejora el metabolismo, optimiza el descanso y tiene un impacto directo en nuestra energía, sueño, peso y longevidad
Esta experta agrega que “los ritmos circadianos son relojes biológicos que sincronizan procesos como el apetito, el sueño y la vigilia, la digestión y el metabolismo. Sin la luz solar como señal natural, la alimentación, el ejercicio o los suplementos pierden efectividad”.
“Cuando la exposición al sol es regular y progresiva, fortalece el sistema inmunológico, mejora la producción de vitamina D y optimiza las funciones metabólicas, pero si es esporádica y excesiva, como exponerse bruscamente al sol en las vacaciones de verano después de pasar todo el año en interiores, puede aumentar el riesgo de daño en la piel” advierte.
Según esta especialista, el posible daño a la piel no depende solo de nuestra exposición al sol, sino de la “mala alimentación, el exceso de luz artificial, la falta de contacto con la naturaleza y los desajustes en los ritmos circadianos, factores del estilo de vida moderno que afectan la capacidad de la piel para manejar la radiación solar de manera natural”.

Julieth consume alimentos con bajo índice glucémico. Foto:iStock
Entre otros beneficios, la luz solar aumenta la secreción de serotonina u ‘hormona del bienestar’, “una sustancia relacionada con las emociones que influye en la salud del intestino, mientras que exponerse a la luz artificial por la noche altera la producción de melatonina y contribuye a los trastornos del estado de ánimo”, añade.
Una relación saludable“La clave para una salud óptima no está en huir del sol, sino que radica en reconciliarnos con esta energía, en recuperar nuestros ritmos naturales y nuestra relación con la luz”, señala Molina.
A su juicio, “más que evitar el sol, necesitamos reaprender a tomarlo de forma inteligente, sincronizándonos con los ritmos naturales, comenzando con la luz del amanecer”.
Más que evitar el sol, necesitamos reaprender a tomarlo de forma inteligente, sincronizándonos con los ritmos naturales, comenzando con la luz del amanecer
Ella explica que exponerse a la luz del sol del amanecer, el cuerpo “activa de forma natural la producción de la hormona cortisol, que despierta el cuerpo y prepara el sistema digestivo para recibir alimentos”.
Otros ajustes a la rutina son “reducir la exposición a la luz artificial, elegir alimentos que respeten nuestra biología y comer solamente en horas de luz y no por la noche, pues hacerlo interferiría con nuestras señales biológicas, afecta la producción de melatonina y contribuye a sufrir trastornos metabólicos, como la obesidad, la diabetes tipo 2 e incluso el insomnio”, añade Molina.
La experta explica que la vitamina D, que nuestro organismo produce al exponernos al sol, es clave para el sistema inmunológico, los huesos y la prevención de enfermedades autoinmunes, e influye en la calidad del sueño, en el estado de ánimo y en la función mitocondrial, que es el motor energético de nuestras células.
“De hecho, la luz solar es un nutriente ancestral que hemos olvidado. No solo comemos con la boca; también ‘comemos luz’ a través de la piel y los ojos”, concluye.
Claves para aprovecharla"La dieta solar es un regreso a lo que somos. Es recuperar lo que la biología humana necesita para funcionar bien. Es un retorno a un estilo de vida que nos fue dado y hemos olvidado. Es vivir en coherencia con el sol, la tierra y tu propio cuerpo”, dice Molina, quien ofrece a continuación algunos consejos para vivir ajustándonos a los principios de este método.
1. Expóngase al sol cada mañana al amanecer. “Aunque solo sean 10 minutos, expón tu piel y tus ojos (sin gafas de sol) a la luz natural. Esto despierta tus ritmos circadianos y mejora tu energía y estado de ánimo”.

Para muchas personas es crucial que una casa tenga luz natural. Foto:iStock
2. Evite las pantallas y luces led por la noche. “Cambia a luces rojas tras el atardecer, y usa gafas que filtren la luz azul si tienes que trabajar o usar el celular”.
3. Priorice alimentos ancestrales. “Come aquellos alimentos que tu abuela reconocería: carnes, huevos, pescados, mariscos y grasas saludables y evita los productos ultraprocesados. Intenta comer alimentos de ganadería extensiva, de pasto y salvajes, de una procedencia conocida, evitando los envasados en bandeja. Busca lo fresco: más mercado y menos supermercado”.
4. Camine descalzo cuando pueda. “También abraza un árbol y a los animales que conviven contigo en casa. Esto ayuda a regular el sistema nervioso y mejora el sueño. Es un intercambio de energías que nuestras células necesitan”.
5. Escuche sus ritmos biológicos. “No todos los días necesitas comer lo mismo ni a la misma hora. Aprende a identificar el hambre real, y ayuna cuando no tengas apetito. Permítete los momentos de ‘no hacer nada’, que son importantes y otra forma de ‘hacer’. Los momentos contigo mismo son parte de la dieta solar, y, si los vives al sol, su beneficio se multiplica”.
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