La estimulación magnética arroja buenos resultados para reducir el consumo de alcohol

CIUDAD DE MÉXICO (EFE).— Más de la mitad de los mexicanos mayores de 20 años tiene prevalencia en el consumo de alcohol, un trastorno que “secuestra” varias regiones cerebrales, que pueden ser tratadas mediante una técnica de estimulación magnética transcraneal implementada en México, aseguró Alejandra López, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Hace dos décadas se pensaba que el consumo de alguna sustancia era falta de voluntad, pero la evidencia apunta a que radica más bien en estos cambios y secuestros cerebrales del sistema de recompensas”, explicó la especialista sobre lo que le sucede a esta población, que ronda el 55%.
El neurobiólogo Eduardo Garza Villarreal indicó que cuando la adicción se produce hay dos mecanismos funcionando: “el acelerador y el freno”; el primero está ubicado en la amígdala y regiones más profundas —como los ganglios basales— y opera de más y promueve el “antojo” sin poder detener el consumo.
Mientras que el segundo, agregó, se da porque las zonas “prefrontales no están funcionando bien” y, en consecuencia, no es posible interrumpir el consumo.
“Hay la hipótesis de que si estimulamos magnéticamente ciertas regiones podemos mejorar ese freno, y hay otros que también dicen que es posible disminuir el antojo; ambas son válidas y se utilizan”, manifestó sobre esta técnica, que “propicia la neuroplasticidad” y desde hace una década se estudia para tratar adicciones a sustancias como la cocaína, metanfetamina y fentanilo, e incluso en casos depresión y ansiedad.
En cuanto a la investigación encabezada por Alejandra López y llevada al cabo en el Instituto de Neurobiología de la UNAM, la atención estuvo enfocada en 48 personas de 25 a 59 años de edad con dos meses de abstinencia y que no presentaban padecimientos neuropsiquiátricos, como la esquizofrenia.
Para este tratamiento, en el que la dosis es un factor clave, se coloca una bobina sobre el cuero cabelludo para pasar corrientes eléctricas de 3,500 pulsos de estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMTr).
Pruebas
La científica precisó que en un proceso de cuatro semanas de duración se define la zona a estimular y cuando el participante recibe los pulsos se le muestran imágenes relacionadas con bebidas alcohólicas para dar seguimiento a la actividad cerebral que tiene lugar en el antojo a la sustancia.
“Aproximadamente el 80% de los participantes reportaron que en las primeras dos semanas disminuyó su apetencia hacia el alcohol, y solo una tuvo una recaída”, subrayó, tras destacar que todos los miembros del grupo tuvieron una mejora en su “estado anímico”.
La especialista aclaró que los asistentes continúan con su “acompañamiento psicológico” y/o fármacos psicoterapéuticos, razón por la cual esta técnica es un “tratamiento en conjunto”.
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