Los detenidos por yihadismo en lo que va de año ya igualan a todos los de 2024

La actividad policial contra el terrorismo yihadista en España está alcanzando cifras récord. En lo que llevamos de año las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, en 48 operaciones contraterroristas, han detenido a 81 presuntos terroristas. Son ya los mismos que se arrestaron en todo el 2024, que se convirtió en el año con más detenciones de las últimas dos décadas. Si continúa el ritmo, se cerrará el 2025 pulverizando la barrera del centenar de arrestados, solo superado por la oleada de detenciones que se llevaron a cabo tras los atentados del 11-M en Madrid en el 2004. Fuentes policiales marcan como punto de inflexión el estallido de la guerra en Gaza tras el ataque terrorista de Hamas en Israel: Interior reforzó, en línea con la Unión Europea, las medidas de prevención antiterrorista del nivel 4 –riesgo alto–, adelantando pesquisas en marcha ante el temor que los investigados pudiesen dar el paso a actuar.
Los expertos en la lucha antiterrorista coinciden en señalar que no se ha experimento un aumento de la radicalización en España, pese a que el pico en las estadísticas puede conducir erróneamente a pensar en ello. El mapa de los arrestos evidencia que Catalunya sigue siendo el foco de radicalización que más preocupa a los servicios de contraterrorismo. Uno de cada tres arrestos este 2025 se han producido en Catalunya, situándose la provincia de Barcelona a la cabeza con 24 detenciones: diez de ellos en la capital. En la ciudad de Madrid se han detenido en lo que va de año a tres personas relacionadas con el yihadismo.
Ante el mínimo indicio de que los individuos están profundizando su radicalización se llevan a cabo los arrestosLos servicios de Información no han detectado nuevas amenazas más allá de las constantes: los actores solitarios que pudiesen perpetrar atentados de manera rudimentaria, el retorno de yihadistas desplazados a zonas de conflicto que ahora pretenden volver a sus lugares de origen, la masiva propaganda terrorista que campa a sus anchas en redes sociales o la radicalización de menores, cada vez más jóvenes. Además, un reciente estudio del Instituto Elcano, desmontaba la teoría de que los centros penitenciarios sean el caldo de cultivo perfecto para atraer a presos a los postulados yihadistas.
Entonces, ¿a qué se debe que el número de detenidos por terrorismo estén alcanzando cuotas de récord? Las mismas fuentes apuntan a la anticipación, cada vez más temprana, de las investigaciones para evitar cualquier riesgo de individuos que están inmersos en un proceso de radicalización, que cada vez, son más exprés. Sin embargo, detrás del aumento de los arrestos policiales también se esconde un considerable aumento de aquellos presuntos yihadistas que tras pasar por la Audiencia Nacional no son enviados a prisión provisional por la fragilidad de los cercos policiales. Habitualmente, tanto Policía Nacional como Guardia Civil venían informando puntualmente de todas y cada una de las operaciones antiterrorista una vez que los arrestados pasaban a disposición judicial. Este año, los datos recopilados por el Ministerio del Interior evidencian que ha habido una parte de operaciones de las que no se han ofrecido detalles: bien porque las operaciones no tenían buen calado o bien porque los arrestados han sido puestos en libertad tras pasar por los calabozos policiales. En otras, al tratarse de menores –también en aumento– se aplica mayor discreción.
Un gran número de arrestados están siendo puestos en libertad tras pasar a disposición judicialA principios de febrero, la Guardia Civil realizó en un lapso de tres días tres operaciones –una de ellas en colaboración con Marruecos– que se saldaron con un total de siete detenidos por difundir el ideario yihadistas en Pontevedra, Madrid y Toledo. Según el servicio de información del instituto armado, con los arrestos se pretendía “poner fin” a las diferentes tipologías de radicalización detectadas, esclarecer el rol de todos los implicados en el proceso y prevenir la posibilidad de que hubiese más víctimas de este fenómeno. Solo sobre dos de ellos se decretó su ingreso en prisión provisional.
También durante el mes de febrero, la Comisaría de Información de la Policía Nacional detuvo en otra operación en Melilla a dos presuntos terroristas. Uno de ellos se estaba adoctrinando con la visualización de contenidos audiovisuales “muy violentos” suministrados por el Estado Islámico. El arrestado utilizaba las redes sociales para hacer propaganda de la causa palestina. La Audiencia Nacional decretó su ingreso en prisión, pero junto a él fue detenida otra persona que tras su toma de declaración fue puesta en libertad.
Los expertos creen que la radicalización en España no va al alza, pese a las cifras de arrestos de InteriorMismo patrón que otra operación en la que la Policía Nacional informó de que se había detenido a dos hermanas por haber creado “una academia de la yihad” dirigida a mujeres. La mayor, en avanzado proceso de radicalización, fue enviada a prisión, pero la menor, que convivía con su hermana, fue puesta en libertad. En marzo también la Policía Nacional –esta vez en colaboración con Mossos d’Esquadra– desarticularon un grupo de once paquistaníes que defendía decapitar infieles, aunque sus postulados no se enmarcan en el yihadismo. Acusados de delitos de enaltecimiento, apología, financiación y adoctrinamiento del terrorismo, el juez de la Audiencia Nacional Antonio Piña ordenó el ingreso en prisión provisional para cuatro de ellos. Los otros siete fueron puestos en libertad; algunos con otras medidas cautelares.
Las mismas fuentes explican que la gran mayoría de las operaciones que se vienen desarrollando en los últimos tiempos tienen un claro carácter preventivo: cuando existen indicios incipientes de que el individuo detectado está profundizando en su radicalización se explota —expresión usada en el argot policial para el momento en el que se llevan a cabo las detenciones— antes de que puedan perpetrar un ataque como lobos solitarios, los más complicados de prever. La última operación en la que el detenido estuvo más cerca de atentar se remonta a finales de enero del 2024, cuando un menor de 16 años afincado en Montellano (Sevilla) tenía una bomba en su casa lista para su uso después de haber logrado sintetizar la madre de Satán , la misma fórmula que preparó la célula terrorista que cometió los atentados de Catalunya en agosto del 2017.
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