EXPLICADO: Un nuevo escándalo de corrupción afecta al partido de la oposición española

El Partido Popular español ha estado aprovechando las acusaciones de corrupción en el gobierno de Pedro Sánchez para ganar apoyo, pero ahora también se ha visto afectado por el escándalo por el presunto tráfico de influencias de su exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Otra semana, otro gran escándalo de corrupción sacude las altas esferas de la política española.
Como The Local ha detallado, las continuas acusaciones de corrupción en torno al círculo íntimo del presidente del Gobierno español, Sánchez, han dejado a su gobierno al borde del abismo en los últimos meses. Para muchos analistas políticos, la pregunta era cuándo caería el gobierno, no si lo haría.
Las acusaciones contra la esposa de Sánchez, su hermano, el fiscal general y dos ex hombres de confianza hicieron que su posición pareciera insostenible y los partidos de oposición han exigido furiosamente su renuncia y han llamado a elecciones anticipadas.
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Pero ahora la derecha española se ha visto implicada en su propia gran red de corrupción. El opositor Partido Popular (PP), que hasta la semana pasada se valía de los escándalos como arma política, se ha visto envuelto en una serie de acusaciones bastante vergonzosas que amenazan con arruinar todo ese impulso político y, para su exasperación, ofrecerle a Sánchez y a la izquierda española un salvavidas justo cuando pensaban que no podría seguir luchando por más tiempo.
Cristóbal Montoro, exministro de Hacienda del gobierno derechista de Rajoy (2011-2015), que precedió a Sánchez, ha sido acusado de crear una red de influencia y aceptar sobornos para favorecer a las compañías gasistas que contrataron su bufete. Anteriormente, también fue ministro de Hacienda del gobierno de Aznar.
Montoro se encuentra entre los más de 20 acusados, incluidos altos funcionarios del Tesoro, de recibir al menos 11 millones de euros de empresas energéticas a cambio de una política gubernamental favorable.
En 2004, cuando el PP perdió el poder ante el PSOE, Montoro dejó su cargo. Ese mismo año, se convirtió brevemente en diputado al Parlamento Europeo y, en 2006, fundó un bufete de abogados, inicialmente llamado Montoro y Asociados, posteriormente rebautizado como Equipo Económico, con cuatro ex altos cargos de su ministerio. Este bufete está ahora en el centro de la trama.
Montoro regresó a la política nacional como diputado en 2008 y dejó el bufete. En 2011, el PP volvió al poder y Montoro fue nombrado de nuevo ministro de Hacienda. Durante este periodo, la antigua oficina de Montoro y sus socios presuntamente influyeron en varios nombramientos ministeriales de alto nivel.
Esto supuestamente condujo a cambios en la legislación, centrados en compromisos fiscales reducidos, para beneficiar a las compañías de gas que eran clientes de la firma de Montoro, según la orden judicial a la que tuvo acceso el diario español El País : "A cambio de importantes pagos, intervinieron decisivamente en reformas legislativas [...] de acuerdo con los intereses de sus clientes", dice.
La investigación, que sigue en curso, también ha hallado indicios de que Equipo Económico cobró 'comisiones' a empresas eléctricas y de renovables para 'influir en las decisiones' del Gobierno.
The Guardian informa que Rajoy fue informado de los supuestos tratos de Montoro, pero no tomó ninguna medida.
A corto plazo, las investigaciones han desorientado la principal línea de ataque política del actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al permitir que Sánchez y la izquierda española afirmen que la derecha española es el verdadero partido de la corrupción o, como mínimo, que sus líneas de ataque son huecas e hipócritas.
Fundamentalmente, las acusaciones dan a Sánchez un respiro mientras intenta conseguir el apoyo de sus socios parlamentarios y asegurar que su gobierno dure un segundo mandato completo. Las elecciones en España no están previstas hasta 2027.
Sin embargo, el hecho de que los dos grandes partidos del Estado español estén involucrados simultáneamente en graves acusaciones de corrupción no ayuda a aliviar el prolongado desencanto político entre los votantes españoles.
Probablemente también impulse a la extrema derecha. El descontento con los dos principales partidos españoles brinda una mayor oportunidad al ultraderechista Vox, que ya está en alza en las encuestas, para presentar el sistema español como roto y necesitado de algo nuevo.
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