Puedes pagar más al Estado con la Lotería o ganar (a largo plazo) el Gordo invirtiendo
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La Lotería de Navidad llega este lunes. Ilusión por todas partes, y una serie de recomendaciones hechas sobre cómo gestionar el potencial Gordo, tanto desde el punto de vista de la asignación del dinero a inversiones o ahorro, como fiscalmente. Pero la realidad es que no le va a tocar a casi nadie. Para la mayoría, se cristalizarán pérdidas. Es decir, se confirmará que lo gastado en Lotería no ha redundado en ningún beneficio. El ganador ya está claro: el Estado.
Por eso, un año más es buena oportunidad para replantearse la gestión de este sobrante de dinero que se usa para la Lotería, o incluso para otros juegos de azar. Ninguna inversión va a suponer tanto como el Gordo a corto plazo. Pero una inversión razonada, sostenida y diversificada a largo plazo asegura ganancias exponenciales por el interés compuesto.
Lo que está claro es que es casi imposible obtener rédito de jugar a la Lotería. Más allá de componentes no cuantificables como la ilusión o evitar ser el único de un grupo, como familia u oficina, en no jugar a un determinado número, comprar participaciones o décimos de Lotería sirve para elevar el beneficio de la empresa pública Loterías y Apuestas del Estado, que en 2024 obtuvo un resultado neto de 2.437 millones de euros, un 11,3% más que el año anterior. Este año, se prevé un gasto medio por español desde los 73,84 euros de 2024 hasta los 76,08 euros en 2025.
Hay una cita célebre, que se atribuye al matemático estadounidense Robert L. Jones, que resume muy bien lo que es jugar a la Lotería: "La lotería es el impuesto para los que no saben de matemáticas”. La probabilidad de ganar el gordo con un décimo es del 0,001%. Cada décimo cuesta 20 euros si no hay recargo del vendedor. Es casi imposible ser el agraciado que gane los 400.000 euros, o 328.000 euros limpios —Hacienda se lleva 72.000 euros— por décimo.
Por el contrario, la inversión anual en Lotería aseguraría ganancias a largo plazo si se invierten. Nadie se va a hacer rico, ni jugando a la Lotería ni invirtiendo 76 euros al año. Pero sirve para tener un colchón de ahorro a largo plazo y, sobre todo, es un ejercicio que sirve para comprobar la potencia del interés compuesto, que aplica cuando se invierte a largo plazo y la rentabilidad se genera sobre la inversión acumulada que ya ha ido creciendo por rentabibilidades previas.
Los expertos aluden a la regla del 72 para explicar el poder del interés compuesto, que implica que las rentabilidades se dan sobre volúmenes que ya han tenido rentabilidades, engordando más la inversión. Esta regla del 72 es una curiosidad matemática por la que una inversión inicial se duplica en el número de años resultante de dividir 72 por una rentabilidad anual. Si es el 7% anual, en una década. No obstante, la recomendación habitual para invertir por parte de los asesores es hacerlo con aportaciones periódicas.
Una inversión anual de 76 euros, con una rentabilidad anualizada del 5% que conseguiría una cartera mixta –con renta variable y renta fija– a largo plazo, llegaría a 1.000 euros en 2035, a 3.000 euros en 2050, y a 10.000 euros en 2065, frente a los 3.116 euros invertidos. Si la rentabilidad anualizada es del 9%, algo que consigue Wall Street en el largo plazo, se llega a 1.000 euros en 2033, a 10.000 euros en 2053, y a 20.000 euros en 2061. En 2071 se alcanzarían los 51.500 euros, con una aportación total en el periodo de 3.572 euros. Sí, con 3.572 euros aportados durante 45 años, a un ritmo de 76 euros anuales, se obtendrían 51.500 euros.
Pueden parecer cifras mínimas, pero son premios más seguros que gastar en Lotería, a no ser que haya voluntad por hacer una aportación extra al Estado. Además, sirve para comprobar cómo una inversión mínima, de 76 euros al año, se dispara en el largo plazo. Además, la propia aportación de 76 euros es bastante modesta.
De hecho, el gasto medio en azar para los 1,99 millones de jugadores activos fue de 706 euros en 2024, según los últimos datos de la Dirección General de Ordenación del Juego, dependiente del Ministerio de Consumo. Si se invirtiera esta cifra, con un incremento anual en la aportación del 2% –en línea con el objetivo de inflación del BCE– con retornos anualizados del 5%, se obtendrían 10.000 euros en 2035, y 20.000 euros en 2042. En algo más de 45 años se alcanzarían los 100.000 euros, una cantidad respetable para tener un colchón extra. Si se aumenta el riesgo en la inversión, y se aspira a un 9% anualizado, entonces se alcanzan los 10.000 euros en 2033, y los 100.000 euros en 2054. Mientras que en 2067 se llegaría a 343.000 euros, más que el Gordo de Navidad, con una aportación acumulada de 107.732 euros. Una apuesta de más largo plazo, pero con las matemáticas jugando a favor.
El Confidencial




