Foco

Compartiré en este artículo tres conceptos, más o menos conocidos, algunos incluso convertidos en muletillas dentro del mundo empresarial y que están relacionadas entre sí. El primero me lo dijo un amigo hace tiempo. Cuando no hacía ejercicio físico o no prestaba atención a mi tiempo personal o al de mis amigos, yo me quejaba aduciendo: “Es que no tengo tiempo”. Mi amigo siempre me respondía, lacerante: “No me digas que no tienes tiempo, dime que no es prioritario para ti”. A mí me molestaba su comentario, pero con los años me he dado cuenta de que tenía razón. Tiempo hay el que hay. Es un recurso limitado. Si nos dedicamos tiempo a una cosa es porque hay otras que estamos poniendo por delante. ¿Son realmente más importantes? No lo sé. Casi siempre son urgentes, pero cuando la urgencia se cronifica, lo que hay es falta de planificación y entonces las prioridades quedan desbaratadas. He ido aprendiendo que las prioridades hay que tenerlas muy claras y ser muy estricto con ellas porque los avatares del día a día, los cambios en acontecimientos inesperados, las malbaratan.
El segundo es el concepto de unidad de atención permanente que aprendí en psicología conductual. Se refiere a un tema que tiene capturada y secuestrada nuestra atención por el mero hecho de haberla puesto sobre nuestras espaldas como una responsabilidad. Consiste en algo de lo que tenemos que ocuparnos, que hemos abierto como asunto a gestionar. Cada vez que adquirimos un compromiso o una responsabilidad, estamos produciendo unidades de atención permanentes. Es decir, temas que se van a llevar nuestra atención. La cuestión es que la atención podemos prestarla solamente a una cosa en cada momento. Por tanto, cuantas más unidades de atención permanente tenemos, menos espacio queda para poner el foco en los temas verdaderamente importantes.
Una reunión empresarial
iStockY esa era la tercera frase o concepto, “poner foco”. Proviene del teatro. El iluminador, durante la función, ha de poner el foco ahí donde se produce lo relevante para el espectador de la dramaturgia que se está representando. Decimos a nuestra gente y nos decimos: “Hemos de poner más foco”. Pero para poner foco hay que hacer dos cosas: fijar prioridades y eliminar unidades de atención permanente. Si no, es imposible poner foco. Considero que es una de las competencias más fundamentales de un directivo y uno de los factores clave de éxito de la gestión empresarial. En las empresas que van bien quienes las dirigen y gestionan ponen el foco ahí donde verdaderamente se requiere. Si lo pensamos, perdemos tiempo con demasiadas distracciones. La mitad de nuestros problemas es la falta de foco. Estoy convencido. Pero cuesta mucho darse cuenta de algo tan simple.
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