EU estrena embajador en México

Será el embajador de la inteligencia.
El martes juró ante la Constitución estadounidense con el vicepresidente JD Vance como testigo. Se trata de Ronald Douglas Johnson, el embajador de Estados Unidos en México.
Casado con la cubana Alina Arias, el embajador llegará a la Ciudad de México en las próximas horas. La pareja tiene cuatro hijos y ocho nietos.
Quienes conocen a la pareja me han comentado que Alina Arias tiene una enorme influencia sobre su esposo. Ella, cubana y enfermera de profesión, me recuerda la decisión que tomó el presidente Trump bajo la influencia de Marco Rubio: retirar visas a aquellos funcionarios que hayan contratado a médicos explotados por la dictadura.
En México no se le puso atención. Particularmente en Palacio Nacional no se mencionó el tema, tampoco lo hizo la secretaria general de Morena; la que dice que Cuba tiene un sistema político democrático.
Ron Johnson repartió casi 50 años de su vida laboral al Ejército y a la CIA.
Solo los lectores que tienen más de 40 años de edad deberán de recordar la guerra civil en El Salvador. Johnson fue uno de los 55 asesores militares que prepararon estrategias de combate y de contrainteligencia en contra del Frente Farabundo Martí (FMLN).
Ron Johnson fue seleccionado como el primer oficial de las Fuerzas Especiales en formarse como agente de la CIA mediante una beca de la Escuela de Guerra del Ejército, lo que le sirvió para ser un vínculo clave entre la comunidad de inteligencia y el Comando Sur de Estados Unidos.
Ha desempeñado operaciones encubiertas en la región latinoamericana.
El nombre de Pablo Escobar no es ajeno a Ron Johnson. Tampoco el de Karadic, serbio y criminal de guerra. El embajador de Estados Unidos en México participó en operaciones de inteligencia para cercar a ambos.
Si el medio es el mensaje, el embajador es la respuesta para el presidente Donald Trump.
El presidente lo ha elegido para que le ayude en temas de seguridad fronteriza, disminución del flujo migratorio y lucha contra el fentanilo.
La relación entre Johnson y el presidente Bukele son magníficas. El estadounidense fue embajador en El Salvador cuando la situación de inseguridad se encontraba fuera de control.
Sobre el comercio, Trump se encargará directamente. La novedad del T-MEC pasa por la seguridad.
El tema se convertirá en meta agenda.
Los nuevos funcionarios del Departamento de Estado no entienden la forma en que AMLO manipuló al embajador Ken Salazar; tampoco entienden las condicionantes que la puso el mexicano a Joe Biden, particularmente su renuencia a colaborar en temas de seguridad.
Les parece un mal chiste la política de “abrazos y no balazos”, pero lo que no logran tolerar, es la “pausa” que le dedicó AMLO al embajador Salazar.
La dinámica será distinta. El gobierno del presidente Trump sabe que la seguridad de Estados Unidos está correlacionada a la de México, y de este lado de la frontera, el Estado ha ido perdiendo control del territorio día a día.
El amor de Palacio Nacional por las dictaduras latinoamericanas es un tema de relevancia para Rubio. Vendrán decisiones estratégicas de EU en contra de ellas. De hecho, ya están en curso.
Así es el entorno de México y de Ron Johnson. No usa sombrero como Salazar, pero es boina verde.
Eleconomista