‘Es urgente reducir el impuesto de renta: es la 4.ª más alta del mundo’: Luis Fernando Mejía
Luego de siete años al frente del centro investigativo Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía se va. Su equipo deja preparada para el próximo gobierno una estrategia para corregir el problema fiscal y reactivar el crecimiento de la inversión. ‘La emergencia económica es totalmente injustificada’, asegura.
Primera pregunta obligada de esta entrevista: ¿qué opina de la emergencia económica como estrategia del Gobierno para tapar la enorme desfinanciación del presupuesto?No existe ningún hecho sobreviniente que justifique esa declaratoria. Los $ 16 billones de la ley de financiamiento representan menos del 3 por ciento del presupuesto para 2026. Es imposible argumentar que un impacto de esa magnitud pueda perturbar en forma grave e inminente el orden económico. Y agrava aún más la incertidumbre en el país. Es una pésima idea.
Veremos entonces qué opina la Corte Constitucional… ¿Cómo es la noticia de que después de siete años al frente de Fedesarrollo usted se va? Nos tenía acostumbrados a la seriedad de sus cifras y a la honestidad de sus diagnósticos. Va a hacer falta.Muchas gracias. Con siete años continuos de servicio culmino mi gestión como el director de mayor permanencia en los 55 años de historia de Fedesarrollo. Esa continuidad permitió consolidar una visión estratégica a largo plazo, fortalecer la independencia técnica de Fedesarrollo y conducir a la entidad a través de coyunturas que fueron muy exigentes, por ejemplo, la pandemia del covid-19, los choques económicos globales y los recientes procesos de reformas estructurales en Colombia. Dejo a Fedesarrollo con una capacidad probada de incidencia en la política pública. Me voy muy contento y agradecido con las personas que me han apoyado.
¿Le ofrecieron algún cargo por fuera o se queda en Colombia?Voy a estar en Colombia. Desde hace ya un par de años he venido cocinando la idea de lanzar mi propia firma de consultoría económica y estratégica, un reto personal y profesional.
Pues ojalá sigamos contando con sus importantes análisis. Según ‘The Economist’, publicación seria, la economía colombiana tuvo el cuarto mejor desempeño entre 36 economías de la Ocde. ¿Obedece esta calificación a factores reales y duraderos?Con dos observaciones: la primera, Colombia ha crecido 2,8 por ciento al tercer trimestre de este año, pero el ingreso por habitante es más o menos una tercera parte del promedio de la Ocde, en su gran mayoría economías ricas. O sea, no es lo mismo ser una economía rica y crecer al 3 por ciento que ser, como Colombia, una economía de ingreso mediano y crecer al 3 por ciento. De hecho, el promedio este año de las economías emergentes, como la de Colombia, es del 4 por ciento. Así que no está creciendo al ritmo que se requiere. Además, es como comparar peras y manzanas: nos estamos comparando con las economías ricas que crecen poco.
¿Cuál es su segunda observación sobre el informe de ‘The Economist’?Comete una omisión: el déficit fiscal. Parte de la explicación del crecimiento de Colombia este año tiene que ver con un déficit fiscal históricamente alto, que superará el 7 por ciento del PIB. Después vendrá el guayabo de un ajuste fiscal, justamente lo que tendrá que hacer el próximo gobierno. Entonces es un crecimiento insostenible, fundamentado en un gasto público desbordado y un déficit fiscal históricamente alto.
La inflación parece estar estancada en el 5 por ciento, pero ha crecido un poco. ¿Perspectivas?En el ranking, en materia de inflación, a Colombia le va muy mal porque está bastante por encima de la meta del Banco de la República, que es entre el 2 y el 4 por ciento, y completamos cinco meses con inflaciones superiores al 5 por ciento. Detrás de esto también está el alto gasto público.
Y hay otra cosa un poco preocupante, y es la cantidad de dinero circulante, no solo de orígenes lícitos…Así es. Varios factores están jalonando el crecimiento del consumo, tanto privado como público. El público es el déficit fiscal altísimo; el privado está jalonado, entre otros factores, por el aumento de las remesas, que este año otra vez batirán récord; por el aumento en los ingresos de actividades ilícitas, como narcotráfico, (se habla de ingresos anuales cercanos a los 15.000 millones de dólares). Del oro no hay cifras. Y, adicionalmente, está el boom de precios en el sector cafetero, que ha generado una cosecha históricamente alta. El problema es que ese crecimiento fundamentado en el gasto de los hogares y en el gasto del Gobierno es insostenible. Una economía realmente crece de manera acelerada y sostenida con inversión.
Pero la inversión, bajando…Está en mínimos de dos décadas, cercana al 16 por ciento del PIB, cuando Colombia típicamente tenía tasas de inversión entre el 21 y el 22 por ciento. Es decir, una caída de cinco puntos.
¿Cuál recomienda Fedesarrollo, con usted a la cabeza, que debe ser la estrategia económica del próximo gobierno?Es una estrategia integral de ajuste y crecimiento fundamentada en tres pilares esenciales.
Supongo que el primer capítulo será el tema fiscal… ¿Qué cosas, diferentes a las que ya expertos han propuesto, recomiendan ustedes?En esa materia la situación es insostenible. Ha llevado a un aumento muy grande en el costo de financiamiento y a problemas incluso de caja para poder pagar los gastos del Gobierno. Nuestra estrategia aborda dos elementos fundamentales: primero, un ajuste del gasto público, que estimamos en 1,4 por ciento del PIB.
El asunto es dónde se hacen esos ajustes…En la eliminación de los subsidios a los combustibles, en particular al diésel, que actualmente le cuesta al país 10 billones de pesos. Focalizando los subsidios, que en una parte muy importante están llegando a hogares que no son pobres. Recortando el acelerado crecimiento de la nómina. Y, también, hay que asegurarse de que la reglamentación de las competencias bajo el Sistema General de Participaciones no tenga impacto fiscal. Así que hay una serie de propuestas muy específicas y el tamaño del recorte del PIB del 1,4 por ciento, que son más o menos 25 billones de pesos.
Imagino que el tema tributario es insoslayable…Pues, infortunadamente, no se puede abandonar. Se necesita una reforma tributaria que no haga lo mismo que han hecho las últimas, que simplemente ponen a las mismas personas y empresas que pagan impuestos a que paguen más.
¿Y, entonces, cómo debería ser esa reforma tributaria que no les caiga solo a los mismos con las mismas?El énfasis de la propuesta es en ampliar bases gravables; que más personas paguen impuestos, para garantizar una mayor base tributaria. En Colombia muy pocas personas, muy pocas empresas, pagan impuestos, y eso dificulta muchísimo el recaudo.
Vamos al segundo capítulo de la estrategia que propone Fedesarrollo.Trata sobre la reactivación de la inversión. ¿Por qué ha venido cayendo más o menos cinco puntos del PIB en los últimos años? En Colombia no somos competitivos desde el punto de vista de tributación, tenemos la cuarta tarifa de impuesto de renta más alta del mundo: 35 por ciento. Así es muy difícil generar ideas, emprendimientos, sostener negocios. Entonces, hay que reducir la tarifa del impuesto de renta y justamente nosotros proponemos que Colombia lo haga en un periodo de cuatro años, pero con tarifas diferenciales: el 24 por ciento para empresas pequeñas, el 28 por ciento para empresas medianas y el 33 por ciento para empresas grandes. Eso nos daría una tarifa promedio del 25 por ciento, que es similar al promedio mundial, diez puntos por debajo de la que tiene hoy en día Colombia. Ese es el primer elemento. Además, en pro de la inversión, hay que eliminar la incertidumbre. Lanzamos un indicador de incertidumbre en agosto del año 24 y encontramos que todas las decisiones de política pública que generan ruido a nivel macro y sectorial se han traducido en incertidumbre, una barrera muy importante contra la inversión.
Se necesita una reforma tributaria que no haga lo mismo que han hecho las últimas... ponen a las mismas personas y empresas que pagan impuestos a que paguen más
Por supuesto. Por ejemplo, a la renuencia del Gobierno a que el sector privado juegue un rol importante en la provisión, por ejemplo, de servicios públicos, y eso lo dijo en su momento el presidente en campaña.
¿En dónde se ha notado principalmente?Por ejemplo, en la posición que tiene sobre el sector minero-energético. Allí él ha tenido un comportamiento terrible a lo largo de estos últimos tres años, para el Gobierno, un sector extractivista que no le aporta al crecimiento económico. También se ha notado en el sector de la infraestructura; recordemos que en 2023 se decidió no incrementar los peajes con la inflación, violando disposiciones contractuales; también se ha hablado de cambios en las vigencias futuras; no se ha utilizado el mecanismo de las APP para poder generar inversión y crecimiento en el sector. En vivienda, este gobierno desmontó el programa de Mi Casa Ya.
¿Son el tipo de políticas públicas que generan incertidumbre?Sí, a nivel general a través de las reformas estructurales como la laboral y la de salud, por un lado, y de reformas sectoriales, que también son un desincentivo muy importante para que el sector privado aumente su capacidad de invertir. Y el tercer pilar de esta estrategia es generar, a la par con esas medidas, una mayor inclusión social y productiva.
¿En qué consiste?La meta es la reducción de la pobreza y la pobreza extrema, y de la informalidad laboral, que sigue siendo tal vez el principal problema de exclusión en Colombia. Hoy en día tenemos una gran cantidad de programas sociales, muchos de los cuales les llegan a personas que no son pobres, o de forma repetida al mismo hogar; creemos que es importante unificar todas esas ayudas en una transferencia muy sencilla, enfocada específicamente en las personas que están en pobreza extrema. Al resto de hogares hay que generarles oportunidades de inclusión productiva, es decir, de empleo formal.
Pero incrementar el empleo formal requeriría una estrategia contraria a la política del gobierno actual…Sí, porque se ha enfocado especialmente en los trabajadores formales, pero ha dejado de lado justamente a esa mayoría de ocupados, 55 por ciento de Colombia, que está en la informalidad laboral.
Al momento de esta entrevista no conocemos el aumento del salario mínimo. ¿Cree que si es muy alto, terminará incrementando precisamente la informalidad?Así es. Las cifras ya lo reflejan. Toma tiempo, esos efectos no son inmediatos, pero ya el último dato que publicó el Dane muestra un aumento en la tasa de informalidad laboral. Y le doy un dato que es aún más grave, y sale de las cifras que llevó el Dane a la mesa de concertación de salario mínimo: en lo corrido del año, de enero a octubre, los ocupados han aumentado en 790.000 personas, lo cual suena como una buena noticia. Pero cuando usted desagrega ese aumento, resulta que son básicamente 400.000 personas adicionales como independientes, que trabajan por cuenta propia, que usualmente son informales y las personas adicionales que son asalariadas de tiempo parcial, es decir, que ganan menos de un salario mínimo. Y, por el contrario, los asalariados de un salario mínimo y más han caído en 430.000 personas en lo corrido de este año.
Muy claras las cifras…Eso muestra que, como se había anticipado, aumentar el salario mínimo muy por encima de la inflación y la productividad, más los efectos de la reforma laboral, han llevado a la informalidad laboral, y también a un cambio en la composición de la demanda de empleo; muchas empresas hoy día buscan trabajadores de tiempo parcial, para poder evitar pagar costos excesivos en la contratación de ese empleo formal.
O sea, todo lo que se anticipó que sucedería, solo que ha sido lentamente…Digamos: no es una consecuencia no anticipada. Era claro que si se aumentaba demasiado el costo del empleo formal, las consecuencias, en términos de deteriorar la calidad del empleo, iban a llegar más tarde.
Sí, pero eso tiene una lógica perversa: convencer a la gente de que ganar más y trabajar menos a la larga no le conviene… Hasta suena ridículo como argumento.Sí, y fíjese que se enmarca dentro de una serie de medidas populistas que, como su nombre lo indica, son populares, pero terminan generando luego el guayabo cuando hay que ajustarse. Entonces, al salario mínimo alto, déficit fiscal alto; que, por supuesto, genera en el corto plazo empleo y crecimiento económico, pero luego termina generando inflación, crisis fiscal, y esa es la herencia que seguramente va a tener que recibir y arreglar el próximo gobierno.
Tal vez al Presidente le importa poco lo que pueda suceder después de que se vaya…Pues ojalá tenga un poco de sentido de responsabilidad, porque al final de cuentas, aquí estamos todos en el mismo barco y cuantos menos problemas herede su sucesor, pues creo que todos vamos a estar mejor.
eltiempo




