Van Dijk evita el milagro de Llorente y da la victoria al Liverpool ante el Atlético

Slot debe de ser un manera coloquial de decir ahogar en holandés y Arne ha debido de enseñarle el idioma a sus chicos porque durante 10 minutos, los iniciales, los que avisó Lenglet en estas páginas que eran importantes, dejó sin aire al Atlético. Tanto, que antes de poder volver a respirar, los colchoneros iban dos abajo. Y cuando parecía que el ahogado se levantaba, tras un doblete de Llorente, llegó la puntilla con el cabezazo final de Van Dijk. [Narración y estadísticas (3-2)]
Los tantos iniciales se marcaron tras una falta absurda al borde del área que transformó Robertson con la ayuda involuntaria de Barrios y una diagonal de Salah, que fue eliminando jugadores como conos. Dieciséis minutos tardó en volver en sí el Atlético, con un disparo flojo a las manos de Alisson. Uno más tardó la aturdida hinchada rojiblanca, 900 gargantas se conectaron y parecía que los de Simeone volvían a saber cómo jugar al fútbol pese al déficit inicial. El técnico argentino decía en la previa que esto era un juego de "once contra once", pero el primer cuarto de hora parecía que los reds jugaban con dos más.
Uno de ellos estaba apoyando desde el cielo y apareció en el 20. "Ese chico de Portugal, mejor que Figo" volvió a poner a todo el estadio en pie y durante el minuto de Diogo Jota, Salah, con otra endiablada diagonal, a punto estuvo de hacer el tercero. Diez minutos después parecía que las cosas se igualaban porque al Liverpool no le gusta defender a su espalda. Muerden mucho arriba, pero cuando se supera su primera línea de presión, dejan huecos que, con algo más de velocidad y precisión, se podrían aprovechar.
Toque y sorpresaPero Simeone apostó por el toque y la sorpresa. Raspadori, que apenas había jugado unos minutos, salía de titular y Griezmann le acompañaba en punta. Tanto al italiano como al francés les gusta más recibir al pie y el Atlético necesitaba, quizás, atacar más los espacios entre los centrales y los laterales británicos. Sólo las cabalgadas de Llorente y alguna internada de Nico parecían dañar a los reds.
Pero cuando los españoles se habían sacudido el susto del cuerpo, Mariani pitó un penalti por mano de Lenglet. El VAR le desdijo porque iba camino de un apoyo, aunque hay otros campos en los que sí se pitan. Curioso. Los reds volvieron a apretar antes del descanso. El espacio para respirar del Atlético había terminado.
Los últimos cinco minutos del Liverpool fueron un calco de los iniciales con un Isak inspirado. Cuesta creer el poco uso que le ha dado Slot porque el sueco de los 150 millones sabe jugar. Y entonces... en el alargue apareció el héroe de la pandemia. A falta de Correa llegó el puntín de Llorente para no dar aire sino una bombona de oxígeno enriquecido al Atlético antes del descanso.

La segunda mitad comenzó con un Liverpool igual de mandón, pero menos agobiante. Con un Wirtz más conectado y con un Isak haciendo los últimos malabares hasta ser sustituido por Eikitike, otro malabarista, éste de 90 millones. El fondo de armario del equipo que se ha gastado casi 500 millones en una ventana era insultante. Y cuando el Liverpool parecía que perdía filo, salió en una contra conducida por el alemán que Salah terminó estrellando en el poste. El Atlético se volvía a salvar.
Calma y juego lentoEn un duelo de vértigo, aunque parezca raro, la salida de Koke dio poso al Atlético. Calma y jugar despacio, que era lo que necesitaba porque en el ida y vuelta estaba perdido. Eso sí, cada salida de los reds era una tortura con cuatro búfalos corriendo casi siempre en superioridad y, por fortuna, equivocándose en el último toque. Pero como el fútbol no va de derribos sino de kos, Llorente aprovechó la relajación de la zaga red para enmudecer Anfield.
Parecía que el Atlético se iba a ir con un empate en el jardín de Llorente cuando Van Dijk conectó un cabezazo mortal. Primero ahogamiento y luego puñalada. El Atlético se va de vacío tras soñar con un punto.
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