Por qué Christian Horner no se va a casa para segar el césped, sino para tratar de comprar Alpine
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Ha sido la noticia bomba del verano en la Fórmula 1. Desde hace tiempo, entraba dentro de lo posible que Christian Horner perdiera su puesto al frente de Red Bull. Pero lo abrupto de su salida sí que ha cogido a todo el mundo por sorpresa. De un día para otro. Con efecto inmediato. Hay muchas lecturas detrás de este cese, como puede ser la guerra con los Verstappen o con la facción austríaca de la compañía. Pero, conociendo al personaje, el manager británico no está lamiéndose sus heridas. Con seguridad ya está planeando su siguiente paso.
Las especulaciones en torno al futuro de Horner han sido inevitables. Y es que, se le ame o se le odie, es indiscutible que su nombre está vinculado al ciclo virtuoso de éxitos más grande de toda la historia de la Fórmula 1. Cuatro títulos mundiales con Sebastian Vettel y otros cuatro con Max Verstappen en un lapso de quince años. Unos dirán que es éxito de los pilotos, otros que es mérito de Adrian Newey o, incluso, del dineral invertido por la compañía austríaca de bebidas energéticas. Pero el hecho es que el jefe de todo el tinglado siempre fue él.
Christian Horner engaña. Detrás de su carita de niño bueno, hay un tiburón ambicioso dispuesto a todo para triunfar. Pero que no se entienda esto como un ataque personal hacia el recién cesado jefe de Red Bull. Horner no es ni mejor ni peor persona que la mayoría de los pesos pesados del paddock. Unos, como Flavio Briatore, no se preocupan en disimular nada y otros, como él mismo, tratan siempre de esconder en la espalda el puñal bien afilado. Pero, con matices, todos están cortados por el mismo patrón.
Horner es muy ambicioso. Es uno de los signos más distintivos de su carácter. No se llega a jefe del que allá por 2005 era proyecto más millonario de la Fórmula 1 con apenas 30 años si no hay mucha ambición por detrás. "Cuando vi a Juan Pablo Montoya en el final de recta de Estoril, me di cuenta de que tenía que dedicarme a otra cosa". Esto era lo que decía el jovencito Horner cuando ambicionaba ser campeón de Fórmula 1. El día que asumió que su talento no le daba para lograrlo como piloto, se lo propuso como jefe de equipo. Y a fe que lo logró.
Here's how Christian Horner stacked up against Ferrari's team bosses in his 20 years in F1 👀 pic.twitter.com/h5z0RAICAg
— Autosport (@autosport) July 9, 2025
El plan inicial no consistía asaltar la Fórmula 1 como jefe de un equipo, sino hacerlo como propietario de uno propio. Cuando Horner decidió colgar el casco y pasar a ejercer labores de dirección, lo hizo en Arden Motorsport, la estructura de la que era propietario junto a su padre. Bernie Ecclestone, con su fino olfato para detectar talento, se fijó en aquel chaval y fue decisiva su intercesión para que Dietrich Mateschitz, el magnate creador del imperio Red Bull, le contratara.
Y Bernie Ecclestone podría ser el elemento clave en toda esta situación. El magnate británico sigue a sus 94 años con toda la lucidez mental que siempre le caracterizó. Es puro estilo Bernie reprender en declaraciones públicas a su gente querida. "Se comportó como un niño de 20 años, no como uno de 50". Mr. E. hacía referencia a la actitud de Horner en el escándalo del sexting con la empleada del equipo que casi le cuesta el puesto. Pero que nadie se equivoque. Si Ecclestone tiene un niño bonito en el paddock, ese es Horner.
Ecclestone reconocía haber hablado con el propio Horner el día anterior al sorprendente cese. Es la señal más evidente de que mantienen una comunicación muy fluida pese a la diferencia de 43 años de edad entre ambos. Y, con total seguridad, la primera llamada de Horner después de conocer su fulminante despido seguro que fue con su gran mentor. Una cosa está clara: Horner aspira a dar o, al menos intentar, un paso hacia arriba en su carrera profesional. Y para lograrlo la llave podría tenerla Bernie.
Un fichaje con Aston Martin, donde se reencontraría con Adrian Newey, podría sonar como un paso obvio, pero hay factores que indican que los tiros podrían no ir por ahí. De entrada, al frente del proyecto está ya contratado Andy Cowell desde hace no mucho tiempo y no hay de momento razones objetivas para prescindir de él. Además, en caso de ir a Aston Martin, a lo máximo a lo que podría aspirar es a tener una posición similar a la que ostenta en la actualidad, pero no por encima.
Si Horner quiere subir un escalón por encima de lo que era su posición actual, en realidad solo tiene dos alternativas: Ferrari y Alpine. En el equipo italiano no tendría una posición superior a la que hasta ahora ostentaba en Red Bull, pero Ferrari es Ferrari. Venir como el revulsivo que devolviera la gloria al Cavallino es algo muy seductor. Pero Horner lleva demasiados años en Fórmula 1 como para no saber que, si triunfar en Maranello, tendrían que darle plenos poderes y eso es algo difícil de lograr, por no decir imposible.
Cuando se cargaron a Stefano Domenicali como jefe de Ferrari allá por 2013, ya sonó Christian Horner como posible sustituto. Desde entonces, por la jefatura de la Scuderia han pasado Marco Mattiacci, Maurizio Arrivabene, Mattia Binotto y, en la actualidad, un Frederic Vasseur cuya continuidad pende de un alambre. Es posible que la ambición o el ego -o ambas cosas juntas- lleven a pensar a Horner que él va a acertar donde todos los demás fracasaron. Pero lo normal sería que, sin control total, rechazara la oferta en el caso de producirse esta.
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Y esto nos lleva a concluir que ser propietario de Alpine podría ser la opción más plausible para el futuro de Horner en la Fórmula 1. Para Bernie Ecclestone, la otra persona junto a Horner por la que siente debilidad en la Fórmula 1 es Flavio Briatore, crucialmente el actual líder del equipo en un momento cuyo futuro es más incierto que nunca. La salida de Luca de Meo como jefe del Grupo Renault y gran valedor del equipo es la puntilla. En esta situación, la conversación entre Ecclestone, Briatore y Horner es algo que podemos dar por descontado que se ha producido
Bernie tiene todo el dinero necesario para la operación de compra, Flavio la posición perfecta para muñir el plan de venta y Horner es esa figura donde Ecclestone reconoce que se ha visto reflejado muy a menudo. Una ocasión perfecta para dejar un legado, no solo por parte del propio Ecclestone sino también para su joven mujer Fabiana y de su hijo más joven, Ace. En la Fórmula 1, puede pasar de todo. Nunca hay que descartar nada, pero una cosa si podríamos dar por segura: Christian Horner no se va a ir a su casa para quedarse cortando el césped.
El Confidencial