Un libro para leer con los chicos: hoy recomienda Clara Huffmann, de pípala

Es un poco injusto, para hablar de ella, recordar la estirpe de Clara Huffmann, porque además de ser la bisnieta del fundador de El Ateneo e hija de la editora Adriana Hidalgo, ella misma supo construir su propio camino como editora de pípala, socióloga, madre de dos. "Mi infancia fue marcada por la literatura", dice a Clarín desde Trevelin (Chubut) donde vive y no es difícil creerle.
Creadora y directora de pípala, el sello de libros ilustrados que el año pasado cumplió 15 años, dice que si fuera una nena elegiría el libro álbum Donde viven los monstruos, de Sendak: "Lo leí por primera vez cuando fui madre de mi hijo mayor y tanto a él como a mi nos encantó. Él era muy chiquito y se lo aprendió de memoria y yo fui descubriendo las capas de significado que contiene", comparte.
Y a pedido de Clarín, revisa el rol de los libros en su vida y recomienda dos imperdibles.
–Si fueras peque ahora, ¿qué libro no te perderías por nada del mundo?
–Si fuera niña hoy, creo que elegiría el libro álbum Donde viven los monstruos, de Sendak. Lo leí por primera vez cuando fui madre de mi hijo mayor y tanto a él como a mi nos encantó. Él era muy chiquito y se lo aprendió de memoria y yo fui descubriendo las capas de significado que contiene: los miedos, el enojo, las madres desbordadas, la reconciliación, el ir y volver a un lugar, a un estado. Y como libros de literatura, elegiría La saga de los confines, de la increíble y maravillosa Lilliana Bodoc. El primero es un libro álbum breve, pero que dice muchísimo, te lleva a transitar cierto nerviosismo, que no desvaloriza para nada al lector/la lectora infantil. Con la saga de Bodoc sucede algo parecido, narra una historia desgarradora que podría ser la de América Latina durante la conquista española. Siempre recuerdo unas palabras del queridísimo Arnaldo Calveyra, “los niños son graves”: con esto él quería decir que los niños y niñas son grandes lectores y no se los debe minimizar por tener menor recorrido literario. Tanto en Donde viven los monstruos como en La saga..., el lector es ubicado en un lugar incómodo, donde hay cierto suspenso sobre qué le va a pasar a los personajes. Se narra sin edulcorar ni alivianar. En la lectura de Donde viven los monstruos, junto a mi hijo, hacíamos caras, gestos y garras monstruosas, y de alguna manera habitábamos también nuestros propios monstruos internos. Creo que esa es la magia de la buena literatura.
Clara Huffmann, editora de pípala. Foto: gentileza.
–¿Qué recordás de tus lecturas de infancia?
–Mi infancia fue marcada por la literatura. El primer hito en lo que es el vínculo con las narraciones tiene que ver con mi abuela y la tradición oral: mi familia de origen se había tenido que mudar a Gran Bretaña por un año cuando yo era un bebé y mi abuela materna, desde Buenos Aires, nos enviaba cuentos escritos por carta, cuyos personajes principales eran lombrices. Nos llegaba su voz a través de la voz de mi mamá. Tiempo después, ya de regreso a la Argentina, mi mamá trabajaba en la editorial El Ateneo, y todos los años, antes de irnos de vacaciones al sur, nos llevaba a la librería de Florida, para que nos tomáramos nuestro tiempo (mi hermano y yo) para elegir la pila de libros que nos llevaríamos para leer durante el verano. Recuerdo dos de ellos: Momo, de Michael Ende y La gata del piloto, de Robert Westall. Por otro lado, en la escuela a la que fui, se le daba mucha importancia a la literatura: en la primaria había una biblioteca muy grande, y teníamos una hora semanal para visitarla y llevarnos libros a casa. La bibliotecaria, Gloria, me ayudaba mucho con recomendaciones y guiándome en mi recorrido como lectora. Ya en la secundaria, tuve una profesora, Cecilia, que era la traductora de Alejandra Pizarnik al inglés, de manera que me vinculó con la literatura de un modo más comprometido. Leímos con ella El cuento de la criada, de Margaret Atwood, Farenheit 451, de Bradbury, El señor de las moscas, de Golding, los cuentos de Cortázar, entre muchos otros títulos y autores centrales de la literatura del siglo XX.
–¿Cómo elige la editorial los libros que va a publicar?
–Cada libro tiene su historia, su propia biografía. En pípala tenemos libros traducidos que llegan más cerrados, pero también tenemos libros propios, que construimos junto a autores/as e ilustradores/as. Hay dos de ellos que pueden ilustrar bien los diferentes caminos que puede tener el proceso de selección/edición. El primero, Aves migratorias, una guía sobre 11 magníficas especies, de Pía Floria y Marina Haller, es un libro informativo que tardamos más de 5 años en hacer. Todo surgió porque acabábamos de publicar Osos, y yo quería continuar con la línea de libros informativos relacionados a animales. Pía Floria vive en el mismo pueblo que yo, así que me acerqué a ella a preguntarle si le interesaría hacer un libro conmigo. El tema de aves era muy vasto, hay miles de especies de aves, de modo que le propuse abordar el tema de la migración, que para mi es uno de los fenómenos más interesantes de la naturaleza, porque toca el tema de la evolución, el instinto, el viaje, y conceptualmente borra los límites entre países. Así fue como empezamos a trabajar con Pía: primero elegimos las especies y qué contaríamos sobre ellas. Ella escribía y yo recortaba, editaba, sugería. Mientras tanto trabajábamos con Christian Duarte, el diseñador de pípala (con quien obtuvimos el premio a diseño editorial por este libro en los Destacados ALIJA 2024), en el planteo del libro, la puesta en página. Alrededor del 2021 conocimos a Marina Haller, la ilustradora, que supo interpretar a la perfección lo que necesitábamos para este libro. Así fuimos trabajando, entre los cuatro, desde distintos puntos del país, y logramos publicar el libro en el 2024. Este fue el libro de más largo aliento de pípala, y con él, mi convicción de que los libros necesitan su proceso, su tiempo de maduración, sin apurarlos. Este libro también fue seleccionado en la Feria Internacional del libro Infantil y Juvenil de Bolonia, en el marco de la selección BRAW Amazing Bookshelf que en el 2025 fue sobre sustentabilidad.
Aves migratorias, una guía sobre 11 magníficas especies, de Pía Floria y Marina Haller, de pípala. Foto: gentileza.
El segundo libro del que me gustaría hablar es Dos trenes, un tren, de Valeria Tentoni, Martín Armada y Sabina Schürmann, un libro de cartón para primerísimos lectores.Todo surgió porque le había comentado a Vale que estaba a la búsqueda de algún texto que fuera como una canción suave, algo rítmico, que pudiera leerse a bebés y niños pequeños como un arrullo. Ella me mandó la grabación casera de una canción que había sido escrita y compuesta por ella y Martín, su compañero, y al instante supe que era perfecta: la canción, un viaje en tren, con ese movimiento como un vaivén, era ideal.
Dos trenes, un tren, de Valeria Tentoni, Martín Armada y Sabina Schürmann, de pípala. Foto: gentileza.
Convocamos a Sabina que supo ilustrarla magníficamente, con esa capacidad que ella sola tiene de narrar este viaje. Cuando el libro estuvo armado yo quería que la canción también formara parte del recorrido, de manera que le escribí a un amigo de mi infancia, Daniel Schnock, que hoy es un genial productor musical, para que grabásemos la canción y pudiéramos incorporarla con un QR al libro. Él, talentosísimo, amoroso y generoso como siempre, nos recibió e hizo su magia. Vale con su voz y su guitarra, nos canta este cuento, nos lleva de viaje.
Clarin