Suerte esquiva para el sevillano Juan Ortega en la penúltima corrida de Mont de Marsan

Tuvo la penúltima de Mont de Marsan su primer triunfo en la taquilla. El 'No hay billetes', colgado días antes del festejo, marcó una expectación que se tradujo en decepción a la finalización de la corrida, pues la falta de fondo y raza de los toros de El Parralejo condicionó la labor y el triunfo de los matadores. Clemente dejó lo más destacado frente al sexto, en el que pudo pasear un trofeo de no ser por la colocación de la espada. Tarde sin opciones para Juan Ortega y Roca Rey en la tarde del lleno de la Feria de la Madeleine 2025, según señala la crónica publicada en 'Mundotoro'.

Sin ser nada del otro mundo el sexto, negro, alto y cuajado, se movió más que los otros cinco, permitiendo a Clemente realizar una faena de corte clásico salpicada de algún que otro detalle de clase y rematada por luquesinas. La falta de transmisión del toro impidió que la faena tomara más vuelo. Clemente entró por derecho a matar, cayendo la espada un poco baja, lo que frenó la concesión del trofeo. Palmas.

El tercero no rompió antes de llegar a la muleta pero Clemente no lo dudó: empezó por derechazos en el mismo centro del ruedo, encadenando tres buenas series y otra por el izquierdo. Con el toro venido a menos, la faena bajó de tono sin perder su interés. Mató de estocado trasera y saludó tras petición.

El segundo salió con buen tranco y las fuerzas medidas. Buen quite realizó Clemente, al que Roca Rey replicó. Dándole muchas pausas al toro, Roca Rey administró al animal en una faena pulcra y muy medida, iniciada de rodillas y rematada en las cercanías. A pesar de tener el público a favor, no pudo elevar el nivel al ser imposible apretar al toro. Mató de estocada, y saludó desde el tercio después de petición.

El quinto, alto y de mucho cuajo, con el que Roca Rey se salió para fuera en el recibo capotero. Empujó el toro en varas y colocó bien la cara por el pitón izquierdo. Sufrió un volantín en banderillas.

Roca brindó al público, pero se topó con la poca fuerza y raza del toro. Consiguió dibujar una serie de naturales de buen trazo y mató de estocada entera. Palmas.

El primero, un castaño cuajado, se pegó un volantín en el recibo capotero. Fue bravo en dos encuentros con el caballo, perdiendo las manos al final. Las volvió a perder en los primeros compases de la faena. Ortega se puso por ambos pitones, con el animal punteando por el derecho y humillando por el izquierdo. Abrevió al venirse a menos el toro. Estocada. Silencio.

El cuarto, un toro melocotón con cuajo y abierto de cara, salió noble pero sin mucho fuelle y tomó tres puyazos al relance. Perdió las manos a principio de faena y no ofreció ninguna opción a Juan Ortega que, después de ponerse por ambos pitones, abrevió con buen criterio de pinchazo, mete y saca y entera. Silencio.