Por qué mueren las lenguas (y por qué el español se salvará)
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La primera lengua del mundo en número de hablantes nativos es el chino mandarín (920 millones) con gran influencia en toda China, incluso en regiones donde se habla otra lengua como el chino wu (de Shanghái), el chino yue (más conocido como cantonés), el chino min… En regiones donde el acceso a la educación ha sido limitado, el mandarín puede hablarse mal o no hablarse. En el Tíbet hay quien tiene como única lengua el tibetano, y en Xinjiang el uigur. Las lenguas chinas no viajan, aunque sí los chinos, pero se dejan ver poco porque no cultivan la vida social. A pesar del potencial económico, el mandarín vive aparte. No es una lengua vehicular global como el inglés, ni siquiera como el español, y está muy lejos de serlo.
La cuarta y quinta lenguas del mundo por hablantes nativos son el hindi (345 millones) y el árabe (310 millones) Ambas se encuentran fragmentadas en dialectos, que es la trayectoria natural de las lenguas, lo que ha venido ocurriendo desde siempre cuando los habitantes de un lugar llegan a no entenderse con el vecino, sobre todo cuando los separan las fronteras.
Algunos dialectos del hindi (más de treinta) son tan distintos que podrían considerarse lenguas. La comprensión es parcial, salvo cuando se conoce el hindi estándar, el único que se estudia en la escuela, el khariboli, una variante que se originó en la región de Delhi y el oeste de Uttar Pradesh.
El árabe corre la misma suerte, la división en dialectos. Aunque no hay un número fijo aceptado, se suelen clasificar en unos siete grupos con decenas de variantes locales dentro de cada uno. El árabe de Egipto o masri es el más comprendido, pero en general la inteligibilidad es baja. Las redes sociales y el cine mejoran la comprensión. En las escuelas del mundo se enseña el árabe estándar o fushá (الفصحى), que significa algo así como el lenguaje puro. Aunque no es lengua materna de nadie, sirve como código común. Se usa en la prensa, radio, televisión, discursos, documentos, instituciones… Se inspira, esencialmente, en el árabe clásico.
Las lenguas chinas no viajan, aunque sí los chinos, pero se dejan ver poco porque no cultivan la vida social
Los hablantes de hindi y de árabe pueden tener dos registros, el familiar, cualquier dialecto, y el khariboli para unos y el fushá para los otros, ninguno con difusión internacional. En cualquier caso se trata de un recurso provisional para mantener la cohesión.
La segunda y tercera lenguas de más hablantes nativos son el español (485 millones) y el inglés (380 millones) El crecimiento del inglés en todos los ámbitos (población, cultura, ocio…) desborda cualquier previsión. Habría que añadir a los nativos unos 1.200 millones casi nativos porque cuentan con dos lenguas maternas, la familiar y el inglés. Y si añadimos a quienes más o menos lo balbucean cuando es necesario o lo están estudiando podríamos llegar a unos 2.000 millones, la cuarta parte de la humanidad. No es que la natalidad aumente, sino que la humanidad, acuciada los intercambios internacionales y la necesidad de comunicarse tiende a servirse de una lengua común que se añade a la propia.
Habría que añadir a los nativos del inglés unos 1.200 millones de 'casi nativos' porque cuentan con dos lenguas maternas: la familiar y el inglés
Ahora observemos la situación de Europa. Todas las lenguas de España, de Francia, de Italia y del Reino Unido exigen a sus hablantes conocer otra, excepto el español, francés, italiano e inglés. Tras la convivencia de dos lenguas en el mismo hablante, el siguiente paso, en una lenta evolución, es la pérdida de una de ellas, la más débil. Así desaparecen las lenguas decadentes a favor de las que crecen. Por eso se debilitan el irlandés y el galés frente al inglés; y el véneto y el siciliano frente al italiano; y el bretón, el alsaciano, el vasco y el catalán frente al francés; y el aranés, el asturiano, el vasco y el catalán frente al español. Estos dos últimos parecen crecer gracias a la permanente inyección de partidas económicas cada vez que se usan fuera del ámbito familiar o de amistades. La promoción del catalán o del vasco, digámoslo sin rubor, no se alinean con una lógica de desarrollo natural. Si acabaran las ayudas, quedarán reducidas a la evolución natural que empuja a las lenguas. Y todo eso a pesar de que la única proyección cultural e internacional de vascófonos y catalanófonos es su condición de hablantes de español, una lengua que eclipsa a las otras.
El número de usuarios de Internet en el mundo ronda el 75%, y los idiomas más usados en la Red varían según cómo se establezcan las mediciones, pero toda introspección coincide en colocar en primer lugar al inglés y en segundo, con gran diferencia, al español. Gracias al español, catalanófonos y vascófonos pueden navegar ampliamente por la Red. Las siguientes lenguas de los internautas son el chino, el ruso, el francés…
En la red social Facebook (la más frecuentada), en Wikipedia (la enciclopedia más consultada) y en YouTube (la videoteca más vista) el inglés y el español son los idiomas primeros, aunque siempre, claro, a gran distancia el uno del otro.
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Si los avances de la globalización de la economía son importantes, no se quedan atrás los logrados en otros campos de la actividad humana como las migraciones, la multiplicación de los contactos telefónicos, la densidad de las redes de comunicación, la proliferación de reuniones internacionales, la multiplicidad de acercamientos interestatales y organizaciones internacionales, las crecientes redes no gubernamentales de derechos humanos, las medidas ecológicas, los movimientos humanitarios, la ayuda al desarrollo, la internacionalización del conocimiento social o el nuevo tipo de interdependencia mundial.
Contribuye fuertemente a la unificación la desaparición de las lenguas. Hay más muertes que nacimientos porque casi el 90% de las existentes resultan insuficientes de una u otra manera para la comunicación que todo individuo necesita. La mengua se produce en el cambio generacional. A medida que se gana la condición de ambilingüe, aumentan las posibilidades de comunicación mientras la lengua en declive cae en desuso y deja de ser transmitida. Nadie la persigue, nadie la prohíbe, nadie la detesta, se debilita porque los jóvenes, que son quienes llevan la iniciativa, suelen elegir la más útil, que será también la que enseñen a sus hijos. Y como es lícito que todo hablante esté capacitado para la comunicación y entendimiento con sus semejantes, la elección recae en la más ventajosa, y necesariamente la otra queda marginada.
Podemos llamarlo muerte de las lenguas, con dramatismo, pero quedaría menos sombrío si lo llamáramos quiebra en la transmisión generacional. Las lenguas débiles se preparan para la desaparición mientras crecen las vigorosas. Yagán, akabo, eyak, taushiro, wichita, livonio… son algunas de las recientemente abandonadas por sus hablantes.
Nadie la persigue, nadie la prohíbe, nadie la detesta, se debilita porque los jóvenes suelen elegir la más útil, que enseñarán a sus hijos
El español mientras tanto, digámoslo sin recelos, es la segunda lengua más demandada para su estudio según plataformas de aprendizaje como Duolingo o Babbel, seguido del francés y alemán. A diferencia del chino, del hindi y el árabe, el español es lengua internacional y no está fragmentada en dialectos ni existe riesgo de ruptura. Los hispanófonos del planeta pueden entenderse, y de hecho se entienden en una lengua fácil, sólida, sonora, de fácil articulación y memorización. Su expansión por el mundo llega a todos los rincones, y eso es un bien que muy pocas lenguas comparten.
*Rafael del Moral es sociolinguista experto en lenguas del mundo y autor de la 'Enciclopedia de las lenguas', 'Breve historia de las lenguas', 'Historia de las lenguas hispánicas' y' Las batallas de la eñe', así como de numerosos artículos en revistas especializadas.
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