Nueva batalla legal en la película ‘La ciénaga: entre el mar y la tierra’; director de rodaje anuncia demanda para recuperar derechos patrimoniales

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Nueva batalla legal en la película ‘La ciénaga: entre el mar y la tierra’; director de rodaje anuncia demanda para recuperar derechos patrimoniales

Nueva batalla legal en la película ‘La ciénaga: entre el mar y la tierra’; director de rodaje anuncia demanda para recuperar derechos patrimoniales
Los problemas legales siguen rondando a la película colombiana 'La ciénaga: entre el mar y la tierra'. Después de ocho años de disputa en distintas instancias judiciales, vio la luz en las salas de cine del país donde ha permanecido en cartelera durante casi dos meses, una proeza para cualquier producción nacional.
Un fallo inapelable de la Dirección Nacional de Derechos de Autor (Dnda) que consideró al cineasta Carlos del Castillo y a Manolo Cruz, actor y autor original de la idea del filme, como codirectores acabó con la batalla: “Como ciudadano respetuoso de la ley, acato este fallo y reconozco oficialmente que, según esta sentencia, la obra cuenta con dos directores: el director de rodaje: Carlos Del Castillo y el director de la posproducción: Manolo Cruz Urrego, productor general, productor ejecutivo, guionista, jefe de casting y protagonista de la película”, señaló Del Castillo, que cuenta con más de tres décadas de experiencia en el cine.
Después del éxito en taquilla de la película, Manolo Cruz deberá enfrentar una nueva demanda, pues su principal inversionista -el director de rodaje, Carlos del Castillo- asegura haber sido estafado, junto a su equipo de trabajo, por el actor.
“Manolo Cruz es un actor extraordinario, especialmente fuera del set”, comentó en una charla con EL TIEMPO. En palabras de Del Castillo, Cruz los “embaucó”, pues hasta hoy, él no le ha reconocido “ni un solo centavo” de la inversión que hizo como coproductor y con la que se rodó la película; tampoco le ha pagado el sueldo a su equipo de producción e incluso "a la productora le usurpó su crédito, a otros les cambió el nombre y a otros, simplemente no los incluyó”.
Luego de que EL TIEMPO hablara con Manolo Cruz sobre la batalla legal que libró para que fuera incluido su nombre como codirector, Carlos del Castillo, director de rodaje, solicitó a este diario una entrevista para dar a conocer su versión.

Vicky Hernández y Manolo Cruz en una escena del filme. Foto:Mago Films

Del Castillo, también director de El Niño de los Mandados (2018), Somos Uno (2021), La Sonrisa de Nico (2023), Un Rebelde Con Causa (2024) y Mayo (2025), entre otros largometrajes, conversó sobre lo ocurrido detrás de cámaras y acerca de la nueva batalla legal en contra de Cruz.
¿Por qué el fallo que determinó la codirección en 'La ciénaga' (director de rodaje para Carlos Del Castillo y director de la posproducción para Manolo Cruz Urrego) genera tanta polémica?
El tema de la “dirección de rodaje” es un invento nuevo que ahora, mediante un fallo de la Dnda, pone en riesgo absolutamente todos los usos y deberes del cine como ha sido siempre, pues siempre las películas se han dirigido en el set. Las películas son el resultado de lo que ocurre en el rodaje. Yo estuve en todas la etapas de realización desde que la idea de Cruz era solo un cortometraje hasta el último día de rodaje y luego supervisé en tres ocasiones la posproducción, tal como se acordó desde el principio en mi contrato como director. Dicha etapa contó con la participación de Manolo Cruz en la edición en calidad de productor, pero según el fallo de la Dnda eso lo convirtió en “director de posproducción”, y por tanto en codirector en la medida en que acompañó todos los eventos que suceden en esa etapa en la que también estuve a pesar de las mentiras de Cruz, que asegura que jamás estuve ni antes ni después del rodaje.
Resulta que no solo estuve en la preproducción y en la posproducción, contrario a lo que asegura Cruz, sino que yo fui la persona que decidió que la premisa del cortometraje era lo suficientemente interesante como para convertirla en un largo, y tanto fue así que no solamente asumí la dirección desde el primer día, sino que también asumí la financiación del proyecto en su totalidad con mis ahorros. Nunca jamás hubo un consenso de codirección, como lo dice Cruz, y nunca lo haría con una persona que no tenía ni la menor idea del oficio del director. Al contrario, fui enfático y muy preciso al aclararle a Cruz, de manera amistosa, que no creía personalmente en esa figura desde mucho antes de siquiera empezáramos a reescribir el guion del largometraje junto a Vicky Hernández, pues en el cine de autor, era a mi parecer algo muy riesgoso.
La semilla de ‘La ciénaga’ fue un cortometraje...

La película obtuvo tres premios en el Festival de cine independiente de Sundance, en 2016. Foto:Mago Films

Sí. Cuando Cruz me invitó a invertir en su cortometraje, me contó que Laura Mora (Escobar, Cien años de soledad, Matar a Jesús), nada más y nada menos, haría junto a él una codirección del cortometraje. A mí me pareció una gran hazaña de Cruz, que semejante directora estuviera dispuesta a codirigir con él un cortometraje, además sin presupuesto, pues alguien con su trayectoria, rara vez puede sacar el tiempo de participar en un proyecto así y menos sin un pago de por medio. Sin embargo, le dije: ‘Hombre, si tú convenciste a Laura Mora de que hiciera una codirección contigo de un cortometraje, y a Vicky Hernández de protagonizarlo, seguro querrá dirigir el largo y, en ese caso, yo invertiría todos mis ahorros a ojo cerrado. Sin embargo, Manolo Cruz me dijo unos días después que a Laura le había salido algo de último minuto y que entonces ya no podría ser su codirectora. Fue entonces cuando nos dijo literalmente a mí y a Robespierre Rodríguez -nuestro coproductor y director de fotografía-, que quería que yo dirigiera la película y que, según él, “Dios me había enviado a su vida para que así fuera”. En ese momento no solo acepté dirigir 'La ciénaga', sino que además decidí invertir lo poco que tenía en ese proyecto, con la única condición de que fuera un largometraje y que no habría una codirección. Eso fue exactamente lo que hice.
¿Cómo se conoció con Manolo Cruz?
Él dice que me conoció a mí en una película que hicimos en Chile -se llamaba Talión, del director Martín Tuta- porque yo era supuestamente el asistente de cámara de alguien de allá. ¿Qué hacía? Según Cruz yo era el asistente del camarógrafo o algo así, o es lo que él da a entender, tratando de demeritar el oficio del asistente de cámara. Yo te respondo lo siguiente: Primero, nunca he tenido el honor de desempeñar ese cargo, pues es absolutamente técnico, de una precisión absoluta y se requieren de grandes conocimientos técnicos y una experiencia que no poseo. Jamás en la vida he tenido la oportunidad de desempeñar un cargo diferente a guion, dirección, cinematografía o producción de todo lo que he hecho en tres décadas de mi carrera. Yo allá fui coproductor de esa película, es decir como inversionista, igual que en varias películas que he hecho en diferentes países, en los que he podido cooperar de una u otra manera con mi productora. Lo que sí hice fue la cámara en varias escenas porque me lo pidió el director, gran amigo mío y cuñado de este señor, estudiante de mi universidad, pues aseguró que confiaba en mi narrativa visual. Dicha película la hicimos junto con su esposa Érica Cruz, productora de aquel largometraje y hermana de Manolo. Ellos son los dueños de la casa productora que produjo ese largometraje. Tristemente, fui yo quien llevó a Manolo a esa película invirtiendo mis propios recursos, pensando en que cuando Talión se fuera a vender en Colombia tendríamos una cierta ventaja comercial al incluirlo como actor. En ese entonces no era consciente del error que había cometido, pues no tenía idea de quién era Cruz.
Volvamos a ‘La ciénaga’: entiendo que no solamente estuvo en la preproducción y en el rodaje, sino también en la posproducción...
Manolo Cruz dice que tampoco participé en la posproducción porque, efectivamente, para tú contratar a un director para que esté en posproducción tienes que poner un sueldo adicional porque es una parte que no está contemplada dentro de las labores de un director, menos cuando una película se hace en las condiciones como esta. Es decir, yo no tenía dinero para pagarme a mí mismo el tiempo que me iba a gastar en la edición de la película, que por lo general son varios meses; pero sí debes saber que hay un aspecto fundamental y es que los directores trabajamos en el rodaje del filme, que es donde realmente se puede dirigir una película, pues tú no puedes dirigir a un actor o corregir una puesta en escena en la etapa de preproducción y muchísimo menos en la etapa de posproducción. En la etapa de preproducción todavía no hay cámara, no hay escenografía, ni elementos de vestuario, ni decoración, ni escenografía, ni maquillaje, no estás encuadrando, no estás componiendo el cuadro, no está nada iluminado, no puedes estar narrando algo que aún no existe, pues únicamente al momento del rodaje todos esos elementos están alineados y se juntan al momento de rodar cada toma de la película; en mi caso, yo soy especializado en semiótica y en semiología, por lo tanto, en la preproducción uno planea con el director de arte –que en este caso era Arley Garzón Gómez-. Cuadramos cómo iba a ser la casa, de qué colores, todo ese trabajo lo hice con él; el guion lo trabajé con Vicky Hernández y con Cruz como actor en las lecturas, recreamos y reescribimos, como es mi competencia como director, para que la historia se convirtiera en un largometraje; Vicky tenía el conocimiento técnico y artístico, y la experiencia para hacerlo, algo que no tenía Manolo Cruz, él solamente tenía una idea en su cabeza y mucho afán por ser reconocido como actor, ya que según él, nunca nadie le había dado esa oportunidad. Yo financié esta película desde el principio hasta el último día de rodaje. El director de fotografía y productor Robespierre Rodríguez tuvo que poner al final una parte en dinero endeudándose con su tarjeta de crédito y fue la persona que financió toda la posproducción. Con él, aceptamos el 49% de la película a pesar de haberla financiado juntos en su totalidad, pues Cruz nos presionó para quedarse con el 51%, pues ya tenía planes de apoderarse de la película y robarnos nuestra parte.

El director de cine colombiano Carlos del Castillo. Foto:Cortesía Carlos del Castillo

Al principio, yo viajé a Santa Marta junto al equipo de preproducción en dos ocasiones con mis recursos, para grabar las escenas en las que Manolo Cruz aparece robusto, gordo y sano en el imaginario del personaje, antes de que él empezara a bajar de peso. Yo documenté el proceso de cómo nos acercábamos al día de rodaje y tuve reuniones con todo el equipo técnico y artístico de la película en las cuales él me presentó como director. En esa época me dio mi contrato como director de la película, sin saber yo que él tenía un plan en su mente para robarse todo. Firmé mi contrato como coproductor inversionista, y esto es importante porque la nueva demanda que estamos interponiendo es justamente para recuperar ese dinero y los derechos patrimoniales a los que me dan derecho mis aportes, porque resulta que todos los directores de Colombia o de cualquier país del mundo estamos obligados a firmar un contrato de cesión de derechos patrimoniales de autor, que le permite al productor o a la casa productora explotar la obra durante el tiempo que así lo estipule dicho contrato. Resulta que él presentó ante el juez ese contrato como si yo le hubiera regalado el dinero que aporté. Solange Acosta Franco, su mejor amiga y en ese momento la productora de la película, le explicó al juez que, no solo que yo había sido el director de la película, sino que, además, pudo demostrar que fui yo quien pagó todo al presentar todos los recibos que logró recopilar y que negaba Cruz. Y esa vez lo sorprendimos, pues él no tenía dinero ni siquiera para pagar los buses en aquella época y era yo quien me encargaba de todos sus gastos para poder avanzar con el proyecto. Él alardeaba mucho de que cuando empezó este proyecto no tenía con qué pagar un pasaje, pero ahora lo escucho decir que la película “le costó 1.500 millones de pesos”, de los cuales yo solamente aporté miserables 35 millones porque fue lo que logramos demostrar de los 49 millones que le entregué. Pero no dice que además de ese dinero yo financié toda la etapa de preproducción, los dos viajes previos que se hicieron a Santa Marta y a Villavicencio a rodar las primeras escenas, cuatro meses antes del rodaje inicial. Que puse mis dos carros al servicio de la película, y que incluso a mi camioneta le pusieron ACPM durante el rodaje en lugar de gasolina y ese arreglo terminó costándome más de 40 millones de pesos. Yo tuve que vender mi carro, y los últimos días de rodaje tuve que empeñar la moto que tenía, con un amigo. Le tuve que decir: ‘necesito que me prestes 14 millones de pesos que nos faltan porque no tenemos con qué pagar el hotel’. Fue la forma de irnos sin dejar ninguna deuda ahí.
Para hacer claridad mental: estamos hablando de dos asuntos diferentes aquí: uno es el crédito de la dirección, y el otro, la plata.
Son cosas totalmente diferentes. Pero ya que lo preguntas yo quiero decir que el trabajo de un director es absolutamente preciso. No hay manera de dirigir películas antes de que se rueden. Él fue el guionista y fue la persona que se inventó la historia, el creador. La idea original es suya. El guion lo reescribimos en su totalidad Vicky y yo, desde la primera hasta la última escena; pero ninguno tenía la pretensión de decirle que compartiéramos el crédito de guionistas. En realidad, yo tendría que haber compartido mi crédito de director con ella y no con Manolo Cruz, pues Vicky se dirige sola. Pero bueno, ya eso pasó. Ya hay un fallo. Manolo Cruz fue la persona que tuvo la idea inicial y creó este proyecto, nos convocó y nos embaucó a una cantidad de personas que éramos sus amigos, o por lo menos eso creíamos, y que al día de hoy no nos ha devuelto un solo centavo de lo que pusimos ni nos ha pagado un solo peso de nuestros acuerdos. Nos engañó a todos y todas las personas que estuvimos en el crew de la película, que somos los que realmente hacemos cine de oficio y te estoy hablando del director de arte, del director de fotografía, de la productora, del camarógrafo, del asistente de cámara, de la diseñadora de maquillaje, de la sonidista, del data manager, del luminotécnico, etc…y del “director de rodaje” y lo digo en tono irónico, porque ese cargo resulta en mi gremio, absolutamente ridículo.

Claqueta del rodaje de la película colombiana 'La ciénaga: entre el mar y la tierra'. Foto:Cortesía Carlos del Castillo

Sin embargo, Manolo Cruz no pudo quitarme el crédito de “director” que fue siempre su pretensión, por una sencilla razón: resulta que hay una herramienta que se llama “claqueta”, que es nada más y nada menos que la impronta de cada toma de la película, de cada plano, de cada escena. Esa información que aparece ahí es equivalente al número de chasis de un vehículo. No hay una sola claqueta de toda la película en donde aparezca otro director diferente a Carlos del Castillo; no existe una sola en la que diga que compartimos el crédito de la dirección, porque, como lo dijo Sergio Cabrera en la entrevista que nos hizo Julio Sánchez Cristo, las películas se dirigen en el set y de ninguna manera fuera de él; sin embargo, este fallo, me obliga a decir que sí, que hay una “codirección”, porque el señor estuvo en la posproducción “dirigiendo”, muy entre comillas, quitándole, entre otras cosas, el crédito real al editor y al montajista, Luis Felipe Doncel y Germán Duarte. A los dos los desapareció, diciendo que él fue el director de posproducción, cargo que hasta la aparición de este fallo no existía…también le quitó el crédito a la productora real del filme, que fue su amiga Solange Acosta Franco, una productora extraordinaria, de gran trayectoria y muy respetada en la industria desde hace mucho y poniéndola como “jefe de producción”.
Hace unos días, alguien me recriminó el por qué había hecho negocios yo con semejante delincuente. Le dije: yo no sabía en ese momento que era un delincuente. Pensaba honestamente que era un artista que quería una oportunidad como actor y que se había sacrificado para poder él mismo convocar a un equipo y contar una historia, una idea que tenía de un cortometraje. Resulta que yo no sabía que tenía antecedentes, y que tenía varias demandas anteriores por estafa, por inasistencia alimentaria, por violencia intrafamiliar y una cantidad de cosas más. De haberlo sabido jamás le hubiera extendido la mano, y eso lo debo asumir. Debí investigar antes y no confiar en alguien solo porque vino hablando de Dios, pero cuyas acciones decían todo lo contrario. Decía que le tocaba aguantarse a Vicky porque la necesitaba, pero que la odiaba. Nunca entendí por qué lo decía hasta después de que todo sucedió y que todos nos dimos cuenta cómo la utilizó para lograr su gran estafa. Nos causaba mucha indignación ver cómo le daba besos y abrazos y cuando le daba la espalda nos hacía gestos de odio y nos decía que lamentablemente le tocaba hacerlo porque según él: “la necesitábamos” …

Manolo Cruz, director de posproducción, guionista y autor de la idea original. Foto:Mago Films

¿Por qué salir a denunciar todo esto hasta ahora?
Porque no queríamos perjudicar más nuestra película hasta después de su estreno. Todos esperamos demasiado tiempo porque la justicia en Colombia en excesivamente lenta. Me han culpado a mí y a todo el equipo porque supuestamente nosotros paramos el estreno de ‘La ciénaga’; y resulta que no, el que paró el estreno de la película fue Manolo Cruz, al estafarnos, al mentirnos y engañarnos. Fue él mismo quien nos obligó a demandarlo al no cumplir con lo acordado, con lo pactado, y con su palabra; eso hizo que la justicia aplicara una medida cautelar sobre la película, por lo tanto, no se podía exhibir. Todos salimos perjudicados con eso, especialmente quienes invertimos todo lo que teníamos en ella.
No fui yo el que paró el estreno de la película, esa es una acusación infame. Nunca en la vida he querido perjudicar nuestra película, porque la amo desde el primer día, porque el cine que yo hago, lo hago justamente para que sea visto, para llevar un mensaje al mundo. Mi cine es un cine de amor y habla justamente sobre el amor, por lo que no lo hice por un pago o por dinero como lo dice arrogantemente Manolo Cruz asegurando que “me contrató”, sabiendo que nunca puso un solo centavo para esto y que quienes financiamos la totalidad de la película fuimos Robespierre, que no solo puso sus equipos sino también su personal, su empresa y su dinero, y yo. Fue Cruz quien nos estafó a todos, a mí para que financiara y dirigiera su idea y al resto de sus amigos para participar sin pagarnos un solo peso por nuestro trabajo. Todo el equipo es testigo de todo esto que ocurrió. Ojalá las personas de mi gremio se tomaran el trabajo de preguntarle a todos los que participaron aparte de nosotros y que aparecen en los créditos sobre todo esto que cuento a este medio para impedir que alguien como Manolo Cruz les termine robando su trabajo, su dinero y su experiencia como lo hizo con nosotros.
eltiempo

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