Néstor, el pintor canario sin techo que recala en el Reina Sofía

La prematura muerte de Néstor Martín-Fernández de la Torre (1887-1938), conocido simplemente como Néstor, no evitó que dejase tras de sí un importante legado como pintor, escenógrafo y figurinista insertado en el simbolismo y modernismo europeos. “Es un artista que rompe los encasillamientos”, explica Juan Vicente Aliaga, comisario de la exposición Néstor reencontrado, la primera dedicada al artista en Madrid en más de 100 años, que se inaugura el 14 de mayo en el Museo Reina Sofía.
“Él hacía lo que quería. Y, además, tenía una audacia realmente extrema a la hora de mostrar el deseo homosexual, sobre todo si tenemos en cuenta la época en la que vivió”. Pero mientras Néstor recibe su homenaje en Madrid, su casa en su ciudad natal lleva casi siete años y medio cerrada, aquejada de humedades, problemas de accesibilidad y de temperatura, además del envejecimiento de los materiales. Su mayor problema, sin embargo, es la lentitud del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y del Cabildo insular: ambas Administraciones ―pese a estar controladas ambas por el PSOE y Nueva Canarias, un partido nacionalista― tardaron siete años en licitar las obras, que en diciembre quedaron desiertas debido a que la oferta económica era muy baja. “Es una catástrofe cultural”, resume la oposición del PP en el consistorio.

Néstor transitó por movimientos como el modernismo, el decadentismo y el simbolismo. “Pero fue el suyo un simbolismo que se correspondía con el que estaba en boga en Europa, sobre todo en Francia o en Bélgica. Él iba a su propio ritmo, sin seguir las consignas de la época”, apunta Aliaga. Durante su corta vida desarrolló una obra fuertemente personal, en la que destaca su atracción por las figuras andróginas, con una sensualidad y erotismo que causó cierto revuelo en los estándares morales más conservadores de su tiempo. Néstor tuvo la oportunidad de viajar a Londres, París y Bruselas, y de vivir en Barcelona y en Madrid, donde entabló amistad con Ramón María del Valle-Inclán, Federico García Lorca o un Salvador Dalí que, años después, ayudaría a rescatar su obra del olvido.
Entre sus obras más conocidas destacan el Poema del Atlántico y el Poema de la Tierra, un proyecto dedicado a los elementos, que dejó inconcluso debido a su fallecimiento. Estas dos series de grandes pinturas recogen sus ideas estéticas sobre la fusión de cuerpos masculinos y femeninos en composiciones que integran de barroquismo y fantasía diversos elementos de la fauna y flora canarias. “Es un artista realmente fantástico, que ofrece una trayectoria tan valiosa como poco conocida fuera de las islas”, completa Aliaga.

Su nombre está íntimamente unido al de su hermano, el arquitecto y urbanista Miguel Martín-Fernández de la Torre (1894-1980), autor de la sede del Cabildo o el actual hotel Santa Catalina. Representante de racionalismo canario, de su mente ―y de la colaboración con Néstor― salió buena parte de los edificios y casas que definen a la ciudad y la isla. Juntos recrearon, a su vez, una arquitectura neocanaria, que se observa en el Parador de Tejeda y en el Pueblo Canario, un conjunto arquitectónico concluido en 1956. Este último proyecto incluye una plaza, tiendas de artesanía local, una ermita, un restaurante-bodegón y el museo dedicado a Néstor, abierto ese mismo año. El conjunto fue nombrado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento por el Gobierno canario en 2013.

El Ayuntamiento (gobernado por PSOE, Nueva Canarias y Podemos) cerró el museo ―”de forma temporal”, como se dijo entonces― en diciembre de 2017. El objetivo era llevar a cabo una remodelación de todo el complejo (no solo el museo, sino también las tiendas, la plaza y la ermita), aunque ya entonces había humedades en las cubiertas, que ponían en riesgo las piezas. Las obras del bodegón y de la ermita ya han concluido. El museo ha corrido peor suerte. La Comisión Insular de Patrimonio Histórico del Cabildo rechazó en 2020 el primer proyecto remitido por el Ayuntamiento ―ha de dar su visto bueno por tratarse de un BIC―. Según el presidente del Cabildo, Antonio Morales (Nueva Canarias), no se trataba de un “proyecto serio, riguroso y completo”, explicó a los medios. “Acabó desechándose por disparidades con el Cabildo de Gran Canaria”, se limitan a explicar fuentes del Ayuntamiento. En septiembre de 2022, la tormenta Hermine agravó la situación del inmueble y obligó al director del centro, Daniel Montesdeoca, uno de los mayores expertos mundiales en la obra del artista, a acudir una noche a achicar agua con sus propias manos.

En enero de 2023, el Ayuntamiento remitió al patronato un nuevo proyecto básico que, esta vez sí, recibió el visto bueno —si bien sujeto a condiciones—. La obra aún tardó más de un año y medio en salir a licitación. Los trabajos incluían una mejora de la accesibilidad del edificio a través de rampas y la instalación de un ascensor, el acondicionamiento de las carpinterías y la cubierta, la renovación de las instalaciones o la creación de nuevos servicios de telecomunicaciones, ventilación y aire acondicionado. Todo con un plazo de 24 meses y por 3,5 millones de euros con cargo a los Fondos de Desarrollo de Canarias (Fdcan). En enero, sin embargo, la Corporación local comunicó que el concurso había quedado desierto por falta de interés de las empresas. El Ayuntamiento ha explicado a este diario que se ha revisado el plan de rehabilitación y se ha actualizado el presupuesto hasta 4,2 millones. Actualmente, se tramita el expediente para su nueva licitación.
“Ni esta es cualquier instalación, ni Néstor es cualquier artista, ni Miguel Martín es cualquier arquitecto”, denuncia, por su parte, Gustavo Sánchez, concejal en la oposición, del PP. “El museo va a estar condenado a estar cerrado como mínimo durante diez años debido a la falta de entendimiento entre el Ayuntamiento y el Cabildo. Y eso que son ambas del mismo signo político”.
Montesdeoca ha rehusado comentar la situación del inmueble. Recientemente, sin embargo, criticó en la Cadena SER que “nunca” se haya dotado al museo “de una infraestructura, ni del personal necesario para que saliera adelante”. “A todo el mundo se le llena la boca con Néstor, pero nunca hemos cuidado su figura, ni su legado, ni su ideal para esta ciudad”. Y sentencia: “La deuda con Néstor no es únicamente política, sino también de la sociedad”.
EL PAÍS