Miranda y dos más

Era la tarde para David de Miranda, es la temporada de David de Miranda, es la vida de David de Miranda. TOREAR, así en mayúsculas, cuajar los toros buenos como el excelente segundo, sacar faena del más complejo quinto, reventarlos a espadas y demostrar la raza de figura en donde hay que hacerlo: el albero sagrado de una plaza de toros. Empezó por verónicas desmayadas de recibo a Cocotero, el quite por mirandinas en los medios con los pies asentados y el capote en la espalda, aguantó las tarascadas en las espinillas sin enmendarse. Fernando Sánchez y Fernando Pereira saludaron en banderillas tras cuajar un tercio perfecto.
Y entonces David cogió su muleta, y de rodillas, como nunca se le ha visto, como un aviso a maleantes del toreo, sorprendió y antes de que el toro desarmase las tablas del concurrido callejón de La Merced, sorprendió David de Miranda iniciando la faena de rodillas en el tercio. De Hinojos repetimos para desconfiados pero de rodillas, para torear cumbre, hondo, largo, despacio y ceñido. Ya de pie a derechas, templado, pudiendo, mejorando al buen juanpedro. Este torero en este momento le puede a casi todos, y mejora a la mayoría. Al natural, la plaza fue una locura, locura de la verdad, de querer todos torear y empujar a un torero al que no se le atisban los límites. Capaz de parar y ordenar y ordenarse cuando hacía falta, de ligar arriesgando cuando había que emocionar y el toro le costaba seguir el exigente engaño. De irse a los circulares cuando el toro lo quería como bálsamo a su profundidad y sin perder la personalidad que marca la historia de este Miranda de pisar los terrenos donde los toros queman y Miranda se siente en la gloria misma. Típicas y arriesgada sus mondeñinas de poco espacio y mucha verdad previas al momento de coger la espada y enterrarla hasta donde pone torero. Sonaron palmas por Huelva aún antes de que cayera el toro. Dos orejas y Huelva vuelve a decir que este es el torero de los cabezos, de la ría y del fandango valiente. Por cierto, el toro era de vuelta al ruedo, salir segundo de la tarde quizá le perjudicó a este Cocotero.
Se torea como se es, y David demostró su bonhomía cuando se fue al sol y allí brindó el quinto a Cristina Bayo, de la familia eterna del toreo choquero, la hija de Paco, el de las mulillas que no lo está pasando bien, pero seguro que el chute del brindis le sirve para venirse arriba.
Para ser figura del toreo hay que ser más que buen hombre, y, por ejemplo, cortar las orejas al toro medio, eso hizo el torero ante un toro que no era franco ni persistente en su arrancadas. Comienzo por pases cambiados en los medios, faena de abrir caminos, de darle tiempo entre series, de saber manejar los terrenos, de pisar los medios y volverse a meter entre los pitones cunado hizo falta para regalar una profunda serie de naturales buenos y templados. En los lances definitivos lanzó lejos la espada y toreo en carrusel al natural por ambos pitones. Gran estocada y dos orejas muy pedidas. Decían los antiguos: inventando, toreando a placer. Dirían los modernos con un relato que contar. El relato del torero que está llamando a las puertas donde torean las figuras.
Se fue Borja Jiménez en su debut en La Merced a la puerta de los miedos y allí mostró su variado repertorio con el capote largas cambiadas, verónicas, chicuelinas, revoleras… todo con mucha vistosidad y la seguridad que da torear seguido. Volvió a quitar por chicuelinas. El toro tenía dos velocidades y supo entenderlo el de Espartinas, en una faena intermitente por la condición cambiante del toro, con fases muy buenas por el pitón derecho y la música animando la faena en momentos en que hacía falta un poquito de emoción. El mal uso de la espada hizo que perdiera los trofeos el rubio torero.
En el cuarto vimos el recital de tauromaquia de un torero que está por méritos propios en todas las ferias. Buenas verónicas de recibo, y tauromaquia de poder y ligazón, de nuevo mejor con la diestra. El toreó de este Jiménez, menos de los dos hermanos, tiene la llegada al público propia de la tierra de Espartaco. De nuevo el mal uso de la espada hizo que el premio quedará reducido a una oreja.
Es Marco Pérez el toreo de la generación que ha crecido viéndolo crecer por Tik Tok e Instagram desde que no levantaba una cuarta del suelo. Ahora es torero de alternativa de una pieza, viene de una lesión complicada de cadera y tiene raza y torería para funcionar en esto, quitó espectacularmente con el capote a la espalda y por alto en lances cambiados de mucho sabor hispanoamericano, nos dice su apoderado Juan Bautista que se trata de «El Quite de Oro», seguimos aprendiendo de esta nueva tauromaquia. Brindó a Juan Antonio Ruiz Espartaco, que también fue niño prodigio que tomó la alternativa en esta misma ciudad, pero en otra plaza allá por el año 1979. Bonitos los eslabones del toreo. Luego el joven salmantino puso mucho más que el juanpedro muy costoso de mover y que reponía, Faena interesante por ver como resolvía los problemas del burel
Al cierraplaza de gran presencia y menos fuerzas, lo supo entender el charro a base de aguantar, de montarse en lo alto y de ayudar mucho a romper al morlaco hacia delante, La gran estocada y su efecto fulminante ayudó a que se le concedieran las dos orejas y acompañase así a David de Miranda a hombros por la Puerta grande de La Merced.
Y mañana otra vez «Miranda y dos más» . Uno se apoda Manzanares. Otro se apellida Roca Rey, Que se aten bien los machos, que el torero de Huelva viene con la hierba del torero grande en la boda. Bendita tauromaquia. Bendita rivalidad.
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