Brigadier y los soldados, bajo la tormenta de San Isidro

Amenazaban los nubarrones negros desde primera hora. Y con toda su fuerza se desataron, en forma de rayos, lluvia y truenos, en el segundo toro. Minutos antes, Román había desencadenado otra tormenta con un amplísimo colorado de Pedraza de Yeltes. Bello se llamaba este tren ...
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