50 años del 'Wish You Were Here', el álbum que convirtió a Pink Floyd en leyenda
%3Aformat(jpg)%3Aquality(99)%3Awatermark(f.elconfidencial.com%2Ffile%2Fbae%2Feea%2Ffde%2Fbaeeeafde1b3229287b0c008f7602058.png%2C0%2C275%2C1)%2Ff.elconfidencial.com%2Foriginal%2F19a%2F3c5%2F9ec%2F19a3c59ec0580a167334b25aa596fd4e.jpg&w=1280&q=100)
50 años han pasado desde que Pink Floyd se consagró con Wish You Were Here, álbum que logró esa hazaña pese o gracias a las tensiones internas y el peso del éxito previo. Desde su publicación el 12 de septiembre de 1975, la obra no ha perdido vigencia: sigue siendo contemplada como una pieza clave en la historia del rock, tanto por sus composiciones como por la fuerza del sentimiento que envuelve el disco.
Fue The Dark Side of the Moon (de 1973) el que en realidad elevó al grupo a un estatus mítico, y desde entonces afrontaban la enorme presión de superarse a sí mismos artística y comercialmente. De tal manera, Wish You Were Here surgió en ese contexto, como una obra cargada de reflexiones existenciales, ausencias y desencanto hacia la industria musical.
Pero Wish You Were Here venía también con otra carga: la ausencia, la culpa, el homenaje, y el negocio de la música. El álbum es en gran parte un acto de reconciliación —o al menos de reconocimiento— hacia Syd Barrett, fundador original de la banda, cuyo estado mental deteriorado lo había alejado del circuito. La monumental Shine On You Crazy Diamond lo retrata como mito.
De hecho, como anécdota, Barrett regresó a visitar a sus antiguos compañeros de banda en los legendarios estudios Abbey Road justo cuando trabajaban en el álbum, pero a los cuatro les costó reconocerlo, ya que su apariencia física había cambiado por completo (para peor, se entiende).
El álbum es en gran parte un acto de reconciliación —o al menos de reconocimiento— hacia Syd Barrett, fundador original de la banda
Aunque hoy se lo canoniza sin discusión, en su salida Wish You Were Here no recibió de inmediato una lluvia de elogios críticos. Algunos lo vieron como una continuación de lo ya hecho, otros no supieron cómo interpretar ese tono más reflexivo, menos épico que su álbum anterior. El público, sin embargo, la abrazó de inmediato y se convirtió en un éxito comercial desde su salida, con ventas masivas que la casa discográfica no pudo atender por completo al principio
La portada —obra de Storm Thorgerson y del estudio Hipgnosis— se convirtió en otro icono inseparable del álbum. La imagen de dos hombres que se dan la mano mientras uno arde en llamas resume dos de los temas centrales: la alienación entre individuo y negocio, la idea de que el artista puede “quemarse” cuando entra en contacto con la maquinaria comercial de la música.
Como grupo, Pink Floyd ha estado inactivo desde 1994, según señala Ansa: su último álbum lanzado bajo el nombre del grupo fue Endless River, publicado en 2014, seis años después de la muerte de Richard Wright y que consta de pistas instrumentales inéditas grabadas en 1993 durante las sesiones de The Division Bell. En 2022 publicaron una canción (Hey Hey Rise Up) para ayudar a Ucrania.
El Confidencial