'Periodistas en tiempo de oscuridad', de Fernando Belzunce: una brújula en el laberinto mediático

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'Periodistas en tiempo de oscuridad', de Fernando Belzunce: una brújula en el laberinto mediático

'Periodistas en tiempo de oscuridad', de Fernando Belzunce: una brújula en el laberinto mediático

Si hay amores contingentes y necesarios, en feliz expresión de Simone de Beauvoir, existen también libros contingentes y necesarios. 'Periodistas en tiempos de oscuridad', de Fernando Belzunce, es la más completa cartografía sobre la situación del periodismo que yo he leído en los últimos años. Un libro de obligada lectura no sólo para quienes asisten hoy a las escuelas de periodismo sino también para quienes ejercemos el oficio. Más de cien profesionales analizan en sus páginas la crisis del periodismo, agudizada por el cambio tecnológico y las crecientes amenazas autoritarias y populistas contra la libertad de prensa.

Imagen - Periodistas en tiempos de oscuridad
  • Editorial: Ariel
  • Páginas: 464
  • Precio: 20,90 euros.
  • El periodismo no solo cuenta la historia, también la construye. Fernando Belzunce, director general editorial de Vocento, recoge más de cien voces de todo el mundo -Premios Nobel, Pulitzer, reporteros de guerra, exiliados, verificadores y jóvenes promesas- para mostrar qué significa informar en tiempos de censura, populismos y fake news

Resulta inevitable caer en la desazón y el pesimismo tras concluir este volumen de 450 páginas que compendia los desafíos a los que se enfrenta la profesión de informar. No en vano las ventas y los ingresos publicitarios de la prensa de papel han caído más de un 80% en las dos últimas décadas sin que las empresas tradicionales hayan podido compensar ese declive con los emergentes soportes digitales.

Si alguna conclusión cabe tras leer el libro de Belzunce, director editorial de Vocento y profesional de larga trayectoria, es que el periodismo necesita reinventarse para seguir ejerciendo su papel y recuperar parte de la influencia que ha malgastado. Como subrayan algunos de los encuestados, el periodismo ha perdido el monopolio de la intermediación con el público en los tiempos de internet y las redes sociales. «El medio eres tú», sentenció Elon Musk. Una afirmación engañosa y falaz que ignora que, hoy como ayer, los ciudadanos necesitan una información contrastada y fiable y una jerarquización de las noticias.

Decía Thomas Jefferson que prefería la existencia de periódicos sin democracia a una democracia sin periódicos. Era un falso dilema porque es evidente que no puede haber democracia sin una prensa libre y plural. De hecho, hay una correlación directa entre el nivel de calidad y libertad de la prensa y el desarrollo social y político de una nación. Los países más avanzados son los que cuentan con los mejores periódicos. No hace falta citar nombres.

Belzunce profundiza en esta cuestión con testimonios como el de Adam Michnik, el editor de la 'Gazeta Wyborcza', y el de los periodistas Zaffas Abbas (Pakistán), Kim Thandar (Birmania) y María Teresa Ronderos (Colombia), que pusieron en riesgo su integridad física para contar la verdad. Michnik se enfrentó en Polonia primero al comunismo y luego a una derecha autoritaria que le consideraba un peligro.

Uno de los testimonios más estremecedores del libro es el de la periodista colombiana Jineth Bedoya, amenazada, secuestrada y violada por la guerrilla. Tras su liberación, decidió seguir en su país y seguir ejerciendo su profesión, a sabiendas de que cada día que salía de casa podría haber sido el último.

Pero no hace falta cruzar el Atlántico porque en España los periodistas tuvieron que afrontar las amenazas de muerte de ETA durante más de tres décadas. Algunos tuvieron que abandonar Euskadi y otros fueron asesinados como mi compañero José Luis López de Lacalle, cuyo cadáver quedó tendido junto a los periódicos que había ido a comprar en una mañana de domingo. José Gabriel Mujika y Josemi Santamaría, vinculados a diarios de Vocento, relatan el calvario que sufrieron por querer ejercer su profesión con dignidad.

Pero el periodismo no siempre es trágico. A veces reside en contar lo inmediato, lo que está a nuestro alrededor y no somos capaces de ver. Pepa Bueno narra que ella quería ser como Oriana Fallaci, pero que descubrió que la vida de las personas que viajaban en tren desde Extremadura a Francia para vendimiar era una epopeya que merecía la pena ser relatada.

No hay una forma canónica de ser periodista, como queda patente en este libro de Belzunce. El periodismo es jugarse la vida en una guerra, informar pese a las amenazas de unos narcotraficantes, husmear una noticia en archivos y documentos o denunciar las mentiras del poder. Todo eso es periodismo porque tiene un común denominador: contar algo que hay alguien que no quiere que se cuente. El oficio es esencialmente un contrapoder, una actividad que debe molestar necesariamente a quienes mandan.

El texto de Belzunce toca muchos de los temas que son hoy objeto de debate entre los periodistas: el futuro de las empresas informativas, la inteligencia artificial, los condicionantes de internet y las relaciones con el poder. Es imposible profundizar en esta reseña sobre el extraordinario interés del libro sobre estas cuestiones, analizadas con rigor y conocimiento.

Acabo con el testimonio de un pequeño editor sudafricano, al frente de una publicación de diez personas, que asegura que no sólo está condenado a desaparecer, sino que además el proceso de concentración será imparable. Un editor danés contradice su pesimismo y afirma que el futuro será de los medios pequeños y especializados. Lo cierto es que, pese a las diferencias, todos coinciden en que el periodismo tiene que ser reinventado, pero nadie sabe cómo. Una incertidumbre que late en las páginas de 'Periodistas en tiempos de oscuridad', un libro necesario que ilumina sobre este viejo y noble oficio hoy tan depreciado.

ABC.es

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