Una bebé de un mes muere desangrada a causa de una mutilación genital en Gambia

Una bebé de un mes falleció desangrada este domingo en Gambia después de que, presuntamente, le practicaran la mutilación genital femenina (MGF). La pequeña fue trasladada de urgencia al hospital materno de Bundung, en Banjul, la capital del país, pero cuando llegó ya estaba muerta, según aseguró la Policía, que está investigando los hechos. Dos mujeres han sido detenidas y están siendo interrogadas. La MGF o ablación del clítoris está prohibida en Gambia desde 2015, pero algunos la siguen practicando a escondidas y a niñas muy pequeñas para burlar la ley. Esta muerte ha generado una ola de indignación en el país.

A falta del informe de forense, la Policía reveló que “los indicios preliminares indican que la niña fue sometida a una mutilación genital que le provocó un sangrado severo”. Los hechos sucedieron en Wellingara, un barrio de Banjul. Abdoulie Ceesay, diputado en la Asamblea Nacional, ha condenado esta muerte, que calificó de devastadora e inaceptable, y ha pedido una rápida investigación en un comunicado. “La trágica muerte de esta bebé de un mes supuestamente por complicaciones ligadas a la mutilación genital femenina me provoca un profundo pesar e indignación. Permítanme ser claro: no estoy contra la religión o la cultura. Respeto profundamente las ricas tradiciones y los valores espirituales que conforman nuestras comunidades. Sin embargo, no apoyo ni puedo apoyar la mutilación genital. La cultura no puede usarse nunca para justificar la violencia y la fe nunca se puede distorsionar para causar daño”, aseguró.
Es importante que diversos actores se unan para defender la ley contra la MGF. Ahora es el momento de elegir entre proteger a las niñas o abandonarlas a un destino evitable
Santana Simiyu, abogada especializada en derechos humanos de la organización Equality Now
Santana Simiyu, abogada especializada en derechos humanos de la organización Equality Now, que ha estado en la primera línea de la lucha contra la mutilación genital en Gambia, asegura que esta muerte es “un recordatorio devastador” de los peligros de la MGF. “Ninguna niña debería sufrir ni perder la vida a causa de una práctica que le priva de salud, seguridad y dignidad. Sin embargo, incluso mientras estamos de luto, el Tribunal Supremo de Gambia está llevando un caso que podría anular la misma ley que protege a las mujeres y niñas de este daño”, explica. “Si se deroga la ley contra la MGF, tragedias como esta serán cada vez más comunes. Este no es el momento de reducir las protecciones, sino de fortalecerlas. La vida de las niñas y su futuro dependen de ello. Es importante que diversos actores se unan para defender la ley contra la MGF. Ahora es el momento de elegir entre proteger a las niñas o abandonarlas a un destino evitable”, advierte.
En la misma línea, Fatou Baldeh, responsable de la organización Women in Leadership and Liberation (WILL), manifestó mediante un comunicado que “la cultura no es excusa, la tradición no es un escudo, esto es violencia, pura y simple”. La MGF, que consiste en la extirpación total o parcial del clítoris o de los órganos genitales femeninos por razones no médicas, es una práctica cultural que persiste en una treintena de países en el mundo, sobre todo de África, Asia y Oriente Medio. Según Unicef, el 73% de las mujeres gambianas de entre 15 y 49 años la han sufrido, lo que le convierte en uno de los diez países del mundo con mayor incidencia. En 2015, Gambia aprobó una ley que prohibía la mutilación genital, tal y como han hecho otros 70 países en el mundo, un importante paso en la lucha contra esta práctica.
Aunque la ablación se ha seguido practicando a escondidas y a niñas cada vez más pequeñas, hasta 2023 no se produjo ninguna condena. Ese año, un juez impuso una multa de 217 euros o un año de cárcel a tres mujeres por practicar la mutilación genital a ocho niñas. La sentencia provocó una airada reacción del imam conservador Abdoulie Fatty, que pagó la multa impuesta para sacarlas de prisión y puso en marcha una agresiva campaña en contra de la prohibición, a la que se sumaron diputados y líderes comunitarios. En marzo de 2024, el Parlamento gambiano aprobó inicialmente un proyecto de ley para despenalizar la MGF.
Según Unicef, el 73% de las mujeres gambianas de entre 15 y 49 años han sufrido MGF, lo que le convierte en uno de los diez países del mundo con mayor incidencia
Sin embargo, la iniciativa quedó en suspenso hasta la elaboración de un informe por parte de un comité parlamentario. Durante cuatro meses, organizaciones de derechos humanos y de protección de la infancia se movilizaron para detener el proyecto de ley. El debate fue intenso en Gambia, pero, finalmente, el 15 de julio de 2024, el Parlamento desestimó la derogación de la ley con 33 votos frente a 19. Ese día, Fatou Baldeh recordaba que “esto no es en modo alguno una victoria, ya que cinco de cada diez niñas menores de 14 años han sido sometidas a MGF y siete de cada diez mujeres de entre 15 y 49 años ya han sido mutiladas (…) Debemos garantizar que esta ley se aplique efectivamente. Fueron necesarios ocho años desde que se promulgó para obtener una condena, a pesar de que la MGF se practicaba impunemente. Esto no puede suceder en el futuro”.
Según Simiyu, el intento de levantar la prohibición fracasó “gracias a la resistencia de un sólido movimiento feminista y de organizaciones de la sociedad civil desarrollado a lo largo de mucho tiempo en el país, así como a los esfuerzos colectivos de los grupos de derechos de las mujeres y las niñas, los medios de comunicación y los actores internacionales, tanto en Gambia como a nivel mundial”. Sin embargo, la abogada recuerda que tras el fracaso del proyecto de ley de derogación, la constitucionalidad de la Ley de Enmienda de la Mujer de 2015 fue impugnada inmediatamente ante el Tribunal Supremo de Gambia, donde la petición sigue pendiente.
EL PAÍS