¿Donkey Kong: Bananza es un tributo oculto a One Piece?

Cuando comencé a jugar Donkey Kong: Bananza, la experiencia no me atrapó de inmediato. Todo cambió cuando noté unos misteriosos bloques de piedra con inscripciones en un lenguaje desconocido. Me resultaban muy familiares. Entonces, lo vi claro: eran idénticos a los foneglifos que Nico Robin estudia en One Piece.
Ese fue el punto de inflexión. Como si Nintendo hubiese escondido guiños a Oda en cada rincón del juego.
Hay momentos en los que Donkey golpea su pecho con furia y entra en un estado de poder máximo: sus brazos se hinchan, se tornan rojizos, y exhala vapor. Su mirada cambia, el sombreado en sus ojos se intensifica. ¿No es eso Gear 4 de Luffy? ¿Y el ritmo al golpear su pecho? Eso huele a Gear 5.
Cada golpe contra una pared me lleva a Skypiea, cuando Luffy usa su imprevisibilidad contra Enel. Los paralelismos son visuales, narrativos y hasta emocionales.
El juego transcurre en un mundo subterráneo dividido en zonas con climas, enemigos y estilos completamente distintos entre sí, al igual que las islas del Grand Line.
Cada nuevo estrato presenta un conflicto diferente: extracción de recursos, tiranías locales, tecnología invasiva. Problemas similares a los que Oda plantea en cada arco argumental. ¿El objetivo? Un tesoro oculto que concede deseos. ¿Les suena a Laugh Tale?
Tanto One Piece como Donkey Kong: Bananza comparten una devoción por la música. En el manga, la libertad tiene sonido. En el juego, ese sonido late en el pecho de Donkey.
El ritmo, las percusiones, la sonoridad tribal del juego evocan esa esencia de libertad que Luffy persigue. Pauline baila, Donkey canta, el juego late como si tuviera un corazón.
Nintendo no ha confirmado nada. Pero las referencias son muchas, y demasiado precisas para ser accidentales. Como jugador y fan de One Piece, me emociona encontrar estos detalles.
No es solo un juego de aventuras; es una experiencia que parece decir: «Sabemos lo que amas, y también lo amamos». Un homenaje no declarado pero evidente.
La Verdad Yucatán