Cooperación española: cuando las palabras cuentan, pero no bastan para cambiar el mundo

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Cooperación española: cuando las palabras cuentan, pero no bastan para cambiar el mundo

Cooperación española: cuando las palabras cuentan, pero no bastan para cambiar el mundo

España tiene una “caja de herramientas” imprescindible y se llama Ley de Cooperación. Pero, en un momento de recortes por parte de Estados Unidos y otros donantes, en el que se multiplican las necesidades y los conflictos y cuando es evidente que el sistema de solidaridad global necesita reformas profundas, este marco normativo aprobado en 2023 no basta, aunque “cobre más sentido que nunca”.

Así lo expresaron esta semana representantes políticos de diversos partidos, ONG y miembros de la sociedad civil, es decir, muchos de los padres y madres de esta ley, en un encuentro en el que destacaron sobre todo lo que queda por hacer. Por ejemplo, la necesidad de encontrar nuevas maneras de financiar la solidaridad, la obligación de traducir en más recursos el discurso de España a favor de la justicia global o el deber de explicar más y mejor a los ciudadanos por qué la ayuda al desarrollo debe ser innegociable.

“Esta ley es nuestra caja de herramientas para afrontar retos antiguos y presentes. En este momento de desafíos, tenemos parte del trabajo hecho”, se felicitó Eva Granados, secretaria de Estado de Cooperación Internacional, en este encuentro, celebrado en el Congreso de los Diputados en Madrid.

“Esta norma refleja años de lucha, de vivencias en las calles, de propuestas y de esperanza, pero también nos hace conscientes de que queda mucho camino por recorrer. No nos vamos a resignar al repliegue de la solidaridad“, corroboró Susana Ros, presidenta de la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Congreso de los Diputados.

¿Qué ha pasado desde que se promulgó la ley en 2023, tras recibir los votos a favor de todos los partidos, salvo los de VOX? Se han tomado decisiones para hacer que el sistema sea más eficaz, comenzando por la aprobación de un nuevo Estatuto de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), de un Estatuto de las Personas Cooperantes y de la reforma del reglamento de subvenciones. Paralelamente, España también ha aumentado su volumen de Ayuda al Desarrollo (AOD) aunque sigue muy lejos de la meta del 0,7% de su PIB para 2030, expresado en la ley de 2023.

Valoramos mucho la defensa que España hace del multilateralismo, la solidaridad global, el feminismo o la lucha contra el cambio climático, pero no podemos obviar que el discurso no se traslada al presupuesto real

Rosaria Arbore, Coordinadora de ONG

“Pero nuestro nivel de influencia es muy superior a estas cifras. Nos están buscando, nos están mirando”, garantizó Antón Leis, director de la AECID, refiriéndose a la posición de España, contraria a los recortes en cooperación y con un discurso muy fuerte a favor del multilateralismo y la justicia global.

De la treintena de miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una especie de termómetro para medir nuestro compromiso con la solidaridad global, solo cuatro superaron en 2024 la barrera del 0,7% de su PIB. Son Noruega, Luxemburgo, Suecia y Dinamarca. La media es el 0,33% del PIB, lo que implica un retroceso del 7% con respecto al año anterior, y España está en el puesto 22º, con un 0,25%.

“Valoramos mucho la defensa que España hace del multilateralismo, la solidaridad global, el feminismo o la lucha contra el cambio climático, pero no podemos obviar que el discurso no se traslada al presupuesto real, aunque ahí también haya habido avances que elogiamos”, matizó Rosaria Arbore, vocal de financiación en la Coordinadora española de Organizaciones para el Desarrollo, organizadora de este encuentro.

Movilizar nuevos fondos

“Tenemos que seguir adelante con nuestras reformas en cooperación y desde luego hay que seguir avanzando hacia el 0,7% del PIB. Y para ello necesitamos más recursos”, admitió Leis, recordando que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró recientemente que el aumento de los gastos en Defensa se hará sin recortes en cooperación. “No es un tema menor y podemos mirar a nuestro alrededor y comparar”, pidió.

Las soluciones y la responsabilidad colectiva ante esta disminución de recursos será el tema clave de la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo que se celebrará en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio.

“La cooperación es imprescindible. Lo hemos dicho y lo diremos en Sevilla. Pero con la ayuda al desarrollo no es suficiente y estamos trabajando para movilizar nuevos fondos y recursos”, admitió Granados.

“Es indispensable encontrar alternativas y mecanismos extraordinarios de financiación porque si no, el 0,7% será imposible de lograr”, corroboró Arbore. “No se trata de llegar a una cifra por llegar, sino porque con el 0,7% creemos que se puede lograr un mundo mejor donde las personas tengan vidas dignas”, agregó.

La cooperación es imprescindible. Lo hemos dicho y lo diremos en Sevilla. Pero con la ayuda al desarrollo no es suficiente y estamos trabajando para movilizar nuevos fondos y recursos

Eva Granados, secretaria de Estado

Según la OCDE, en 2025, los retrocesos serán aún más graves que el año pasado, debido a los recortes en ayuda oficial al desarrollo anunciados por grandes donantes como Francia, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Finlandia, Suiza o Suecia. A ello hay que añadir las decisiones anunciadas a finales de enero por Donald Trump, que retiró a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y dejó la agencia de cooperación de su país, USAID, reducida a su mínima expresión.

La Coordinadora española de ONG estima un retroceso de 9% y un 17% de 2024 a 2025 si todos los recortes se confirman. “¿Cómo podemos hacer para que esto no ocurra? Hay que decidir qué es lo esencial y qué podemos absorber. Esta es la realidad y no se puede meter la cabeza en un agujero y hacer como si no pasara nada”, consideró Leis, subrayando que el sistema de cooperación está muy fragmentado y es por ello menos eficaz. “Tenemos la oportunidad de crear un sistema de cooperación global más pequeño, pero con capacidad de ser más potente”, agregó.

En la misma línea, Gonzalo Robles, presidente de la Comisión de Cooperación del Senado, exdirector de la AECID y un veterano en la materia, recordó que la cooperación española “se ha construido de abajo a arriba”.

“Ahora nuestro principal reto es decirle a la gente la verdad, que si no hay dinero habrá niños sin vacunar, enfermos de sida sin tratamiento y muertos. Hay que dejar claro qué es lo estratégico y a qué no podemos renunciar. Porque si estos temas no se abordan, el mundo va a ser peor”, dijo.

La baza de la cooperación descentralizada

La ayuda financiada y proporcionada por y a través de las comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos es algo visto como normal en España, pero una iniciativa rara en otros países donantes. Se gestó hace 30 años, con las acampadas y manifestaciones a favor del 0,7% en toda España, y ha ido ganando fuerza hasta convertirse en una pieza clave de la solidaridad.

Para Pedro Carceller, director de Cooperación en la Generalitat valenciana, la cooperación descentralizada, contemplada y reconocida en la ley de 2023 es un “actor fundamental” en este momento de crisis. “Su cercanía con la ciudadanía funciona para generar una realidad transformadora”, aseguró el responsable, que reconoció el peso de las presiones internas que se viven en algunas comunidades autónomas donde se gobierna en coalición.

Según los últimos datos disponibles, la media destinada a cooperación por las comunidades autónomas se sitúa en el 0,12%, frente al 0,13% de 2023. Algunas regiones han realizado recortes muy importantes, como Aragón y Andalucía. En otras como Madrid, Canarias, Murcia o Castilla La-Mancha se destinan menos tres euros por persona al año a cooperación.

Tenemos la oportunidad de crear un sistema de cooperación global más pequeño, pero con capacidad de ser más potente

Antón Leis, AECID

Teresa Laespada, diputada foral de Bizkaia y responsable del área de Cooperación, siempre ha tenido la convicción de que la solidaridad “no era algo recortable”. En los últimos 10 años, la contribución de su diputación al desarrollo ha crecido un 80% mientras su presupuesto aumentaba en un 40%. Hoy, la diputación destina el 0,57% de su presupuesto de gestión propia a cooperación, más que del doble de la media nacional.

“Estamos a dos o tres millones de euros del 0,7%”, dijo la diputada socialista en este encuentro, consciente de las trabas que tiene por delante, como conciliar los intereses de todos cuando se gobierna en coalición y seguir manteniendo la motivación de los ciudadanos.

“Quiero que la población sienta esto como algo propio y se involucre. Hay que encontrar modos diferentes de trabajar la cooperación, tal vez focalizarnos en proyectos concretos donde podamos mostrar claramente a la ciudadanía adónde va su dinero”, concluyó.

EL PAÍS

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