Naufragio emocional en aguas aristocráticas

Durante buena parte de su andadura, Edith Wharton (1862-1937) llevó a la literatura la hipocresía de la clase alta neoyorquina y su puritana mentalidad, si bien acabó instalándose en el sur de Francia, tras divorciarse de un banquero de Boston. Escribió novelas como Las costumbres del país (1913), un espejo de la aristocracia pendiente de las apariencias, a partir de la ambición de una muchacha provinciana, ávida por cambiar de estatus, o La edad de la inocencia (1920, premio Pulitzer), que narraba los prejuicios en las relaciones amorosas y que acaba de aparecer en catalán en La Temerària Editorial.
Junto con estas obras de trasfondo sociológico, Wharton incidió en argumentos donde lo central era la psicología y acción femenina, como en La renuncia (1925), la historia de una exiliada en la Costa Azul que vuelve a Nueva York para enfrentarse a las consecuencias de lo que perpetró: el momento en que abandonó a su hija pequeña y a su marido por otro hombre. “Los ricos también lloran”, sería el subtítulo vulgar de las intrigas de alcoba y salón de bailes de esta novela, la cual se acercaría a El arrecife , en la que un diplomático ve de nuevo a la mujer que le dejó por su amante años atrás y que, después de enviudar, vive sola en un castillo francés.
E. M. Forster, en un artículo de 1920 en el que reseñaba el volumen de Wharton French Ways and Their Meanings – Viaje por Francia en cuatro ruedas (Plaza & Janés, 2001)–, decía que Wharton “como novelista escribiendo sobre individuos fue muy implacable”. Para empezar lo fue con ella misma, porque analizando el entorno que la vio nacer, se perdió en la obsesión del exilio y el fervor galo. Esa distancia no obstante no le impediría convertirse, junto con Willa Cather, en la narradora que mejor ha captado la sociedad estadounidense, al menos a ojos de Harold Bloom, que dijo que ninguna otra compatriota la ha superado.
⁄ Wharton se adelantó al feminismo, mostrando el choque de la autonomía femenina y la expectativa patriarcalSuena hiperbólico, pero analicemos esta novela de 1912, que logra lo que se propone: sumergir al lector en un mar de emociones contenidas, malentendidos sociales y tensiones morales que van deteriorando las relaciones entre sus personajes. En eso radica su interés pero también su caducidad, pues resulta interesante tanto como ajeno el tratamiento de Wharton con respecto a los convencionalismos de la clase alta estadounidense, en lo que fue su tema axial.
La novela gira en torno a George Darrow, un diplomático que, en su camino para reunirse con Anna Leath –una viuda con la que espera retomar una antigua relación–, se ve envuelto en una breve aventura con Sophy Viner, una joven institutriz. El título, El arrecife , operaría como una metáfora: una formación oculta bajo la superficie de las aguas aparentemente tranquilas de la vida burguesa, capaz de deteriorar incluso las relaciones más cuidadosamente establecidas.
“Se habían reencontrado en Londres, unos tres meses antes, en una cena en la embajada americana, y cuando ella lo vio, su sonrisa fue como una rosa roja prendida en su vestido de luto”, se lee al comienzo, con un tono que delata el melodrama romántico al que haremos frente. Aparte de su estilo, a menudo alambicado y retórico, lo mejor de la obra es el retrato femenino a raíz de dos caracteres opuestos: la madura Anna y la impulsiva Sophy, aunque ambas sean mujeres atrapadas en un mundo que les exige perfección moral mientras tolera, e incluso aplaude, la duplicidad masculina. En este sentido, Wharton se adelanta a la crítica feminista moderna, mostrando cómo la autonomía femenina se negocia dolorosamente en los márgenes de las expectativas patriarcales.
⁄Lo mejor de ‘El arrecife’ es el retrato de dos caracteres opuestos: la madura Anna y la impulsiva SophyTodo ello puede corroborarse por medio de otra novedad, Altres temps , cinco relatos de Wharton, en edición de Marina Porras, que apunta la negativa influencia que tuvo para ella la figura materna, muy estricta, hasta el punto de que “la influencia fue tan fuerte que Wharton se pasó la vida creando personajes que son una venganza contra ella: señoras insensibles, incapaces de comprender el mundo y encalladas en el pasado”.
Edith Warton El arrecife Traducción de Ainize Salaberri. Alianza 328 páginas 23,95 euros
Altres temps Traducción de Yannick Garcia. Comanegra 280 páginas 19,90 euros
Madame de Treymes Traducción de Carlos Mayor. Ediciones Invisibles 130 páginas 15 euros
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