«El presidente, que no comió ayer a las 5, olvida que un millón de niños pasan hambre cada día en España»

«Son las cinco de la tarde y hay un hambre insoportable». Este es el grito desesperado de un millón de niños que sufren hambre crónica en nuestro país. «El mensaje del presidente del Gobierno ayer, cuando en su comparecencia dijo 'son las 5 y aún no he comido', es muy frívolo, grave y desafortunado -manifiesta con rabia Conrado Giménez, presidente de Fundación Madrina, a este periódico-. Pedro Sánchez considera que España va 'como una moto', pero nada más lejos de la realidad; estamos en un país tercermundista mientras exista pobreza infantil».

Asegura que informes de Unicef, Save the Children, Cáritas... aseguran que una de cada cuatro familias pasa hambre en España. «Esto no puede ser. Nosotros atendemos a 400 familias diarias para darles sustento. Y por que no tenemos mayor presupuesto para ayudar a más. Son familias que tienen que elegir entre pagar el alquiler de su casa o dar de comer a sus pequeños. Para ellos, las 5 de la tarde es a menudo la hora en que el estómago ya lleva horas vacío, y el día termina sin certeza de una comida digna. Es una realidad que existe, pero sobre la que no hay sensibilidad por parte de los políticos ni de la sociedad en general porque no se le da visibilidad».

Asegura a ABC que han detectado, además, que «como las mujeres embarazadas no se alimentan bien, apenas ingieren proteína, cada vez sus pequeños están peor alimentados por la lactancia materna. Eso nadie lo cuenta. Al final, se tiende a una lactancia artificial. La pobreza materno infantil es muy preocupante».

Esta cruda realidad convierte a España «en un país donde los únicos que se desplazan con facilidad son los políticos en falcon, mientras que las familias más vulnerables, ese millón de niños desnutridos, carecen incluso de transporte básico para acceder a los pocos recursos alimentarios que aún quedan. Esta situación eleva el índice de pobreza infantil de España al más alto de Europa, una vergüenza que no podemos permitirnos ignorar».

Pero, en su opinión, tampoco se conceden ayudas. «Es más, se les restan. La situación es aún más lacerante al conocerse la drástica reducción presupuestaria del Ministerio de Agricultura, que ha pasado de destinar 1.600 millones de euros anuales a la alimentación de los más vulnerables a unos míseros 90 millones de euros. Esto no es apoyo; es una limosna que condena a la inanición a quienes más necesitan».