El gran Carin

Es motivo de orgullo nacional el sonorense Carin León, quien en muy pocos años ha logrado tal nivel de aceptación que me deja con la boca abierta. La primera vez que escuché a Carin reconocí una voz extraordinaria, meses más adelante escuché su primera producción inédita y me dejó asombrado, pero poco después no sólo me asombré, sino que me enamoré de la música de la producción y de lo que es capaz de transmitir este sonorense de 1.85 m de estatura.
Carin León, quien en realidad se llama Óscar, ha llevado una carrera intachable hasta el día de hoy, pisando grandes escenarios en toda la República Mexicana, Centroamérica, Sudamérica, Estados Unidos y ahora Europa.
Felicidades, Carin.
Si amar es sinónimo de villanía, entonces que a Ángela Aguilar y a Florinda Meza las llamen villanas. Es que es muy sencillo desde la comodidad de su casa y con el anonimato que te da un teléfono escribir lo que sea y de quien se te dé la gana. Esto lo digo por la campaña mediática de desprestigio en contra de Ángela Aguilar, quien, para ser honestos, ha aguantado vara desde hace un par de años, sin rajarse, y enarbolando la única bandera que vale la pena enarbolar: la del amor.
Por otro lado, nos encontramos a la viuda de Chespirito, Florinda Meza, ya que, después de ver los seis primeros capítulos de ocho de la serie Sin querer queriendo, nos damos cuenta que, desde el punto de vista de la familia del genio de la comicidad, Florinda era la mala del cuento.
No soy quién y difícilmente alguien de los que me están leyendo tenga la calidad moral para ejercer críticas tan a la ligera, jueces de la moral y el buen comportamiento. A un servidor le tocó ver cómo Florinda se desvivía y vivía por su Robert. Es muy sencillo destrozarla en redes sociales, pero sí les puedo asegurar que Chespirito vivió muy feliz y enamorado de Florinda los últimos 30 o 40años de su vida.
Ante el amor, ¿quién puede?
excelsior