Cuarta noche en la zona cero en Torre Pacheco: “No vamos a abrir un negocio hasta que esto no se calme”

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Cuarta noche en la zona cero en Torre Pacheco: “No vamos a abrir un negocio hasta que esto no se calme”

Cuarta noche en la zona cero en Torre Pacheco: “No vamos a abrir un negocio hasta que esto no se calme”
Un grupo de personas huye de la policía en Torre Pacheco, este lunes.
Un grupo de personas huye de la policía en Torre Pacheco, este lunes.Violeta Santos Moura (REUTERS)

Como cada noche desde que se prendiera la mecha el viernes pasado en la localidad murciana de Torre Pacheco (40.000 habitantes), los vecinos del barrio de San Antonio, en su mayoría de origen magrebí, han tomado las calles. Esas que, según denuncian, otros les quieren arrebatar. Se han concentrado alrededor de las 21.00 horas en una de las esquinas de un vecindario blindado en cada extremo por coches de la Guardia Civil. En la reunión, los imanes de las cuatro mezquitas del municipio y algunos líderes vecinales han hecho un llamamiento a la calma. Un mensaje dedicado especialmente a los más jóvenes, que esperaban un enfrentamiento con grupos ultras que finalmente no se ha producido. La de este lunes ha sido la primera noche con relativa calma desde que los grupos de ultraderecha emprendieran una cacería contra los jóvenes de origen marroquí del pueblo. “Queremos que esto no vaya a más. Lo mejor es que cada uno se vaya a sus casas”, pedía en árabe uno de ellos a una multitud encapuchada.

“No vamos a abrir un negocio hasta que esto no se calme”, ha declarado a este diario Allal Abbou, dueño de una cafetería del barrio y uno de los líderes vecinales. Tras el ataque del domingo a un kebab del barrio por parte de unos 40 hombres de negro y armados bates de béisbol, muchos de los vecinos de San Antonio han decidido clausurar sus tiendas, restaurantes o almacenes a partir de este martes para evitar que algo así les pueda suceder a ellos también.

Aunque los mayores trataban de contener la tensión que lleva acumulando el municipio desde hace cuatro noches, la misión no parecía sencilla. Ningún vecino de este barrio ha dormido tranquilo desde que decenas de hombres, llegados de localidades cercanas al grito de “moros de mierda”, irrumpió en las calles donde vive la mayoría de origen magrebí y desde entonces pocos se atreven a salir a hacer cualquier recado solos. Por eso, mientras los líderes les hablaban a los más jóvenes, estos escuchaban y parecían obedecer mientras miraban de reojo la calle principal de entrada a su barrio. “Esto está muy caliente. La gente tiene miedo y cuando llevas varios días en tensión todo puede estallar por cualquier cosa”, contaba uno de ellos, con la cara tapada con una camiseta, que ha preferido no dar su nombre.

Hasta las 12.30 de la madrugada del martes no había rastro de ninguno de esos forasteros en las inmediaciones del barrio. Pero pocos se fiaban de que no pudieran aparecer los ultras en cualquier momento, como la noche anterior, que fueron directos contra el kebab. En ese caso, los bloqueos de la Guardia Civil impidieron que ambos grupos se encontraran de frente. Por esa sospecha, cuando la mayoría de la concentración se había disuelto, un grupo de unas cien personas corrió hacia uno de los controles policiales, lo que obligó un despliegue de una decena de agentes de la Guardia Civil con escudos que acabó cercándolos y dispersándolos en un descampado cercano.

Este lunes no volaron botellas, ni piedras, ni hubo ningún herido. Esta noche ha consistido, como las demás, en esperar una posible agresión. “Nosotros vamos a defender el barrio, a nuestras familias, si vienen. No vamos a buscarlos, pero como mínimo nos tendremos que defender, ¿tú no harías lo mismo?”, explicaba un joven encendido, que también ocultaba su cara, mientras otros le aplaudían.

Mientras los líderes trataban de calmarlos, decenas de canales de Telegram y grupos de WhatsApp con simbología nazi jaleaban a otros miles de seguidores a reagruparse para volver al municipio esta semana. Algunas de las caras más conocidas, como el líder de la empresa Desokupa, Daniel Esteve, anima cada día a sus fieles a tomar Torre Pacheco para recuperar España, aunque él no se ha dejado ver por el pueblo.

Pese a la ausencia de enfrentamientos, la tensión continúa en el municipio. Una localidad que vive de lo que miles de inmigrantes cosechan bajo el inclemente sol del campo de Cartagena, convertida cuando anochece en un pueblo fantasma en casi todas las calles que rodean al barrio. El cierre de comercios que han anunciado para este martes es la última medida de un lugar sitiado, convertido en el epicentro del odio racista de ultras de todo el país.

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