Sudoración excesiva: cómo reconocer la hiperhidrosis y qué ayuda ahora

La sudoración excesiva puede ser muy molesta para quienes la padecen y tiene diversas causas, desde factores genéticos hasta enfermedades graves. El neurólogo Dr. Mimoun Azizi explica cómo reconocer los síntomas y qué opciones de tratamiento pueden ayudar.
La sudoración es un proceso natural y necesario para proteger el cuerpo humano del sobrecalentamiento. Esto ocurre mediante la liberación de una secreción acuosa de las glándulas sudoríparas , que se evapora y previene el sobrecalentamiento. La cantidad de sudor liberado puede alcanzar varios litros al día. La hiperhidrosis es una afección caracterizada por una sudoración excesiva que excede la necesaria para la termorregulación corporal normal.
Los síntomas de la hiperhidrosis no se limitan al aspecto físico de la sudoración excesiva. El aumento de la sudoración suele ir acompañado de un mayor olor y suele ser visible. Esto puede causar incomodidad y posible estigmatización en quienes la padecen. Ambos aspectos pueden afectar significativamente su calidad de vida.
El neurólogo Dr. Mimoun Azizi, MA, ha sido el Director Médico y Jefe del Centro de Geriatría y Neurogeriatría de la Asociación de Hospitales del Suroeste (KVSW) desde el 1 de abril de 2025. También es especialista en psiquiatría y psicoterapia, y posee titulaciones adicionales en medicina de urgencias, geriatría y medicina paliativa. Autor de numerosos libros y artículos especializados, posee una maestría en ciencias políticas y sociología, así como una maestría en filosofía.
La hiperhidrosis primaria es una afección caracterizada por sudoración excesiva sin causa interna ni externa identificable. Se presenta de forma focal, es decir, en zonas específicas del cuerpo. Las ingles, las axilas, las palmas de las manos, las plantas de los pies y la frente se ven especialmente afectadas. Esto se debe a la alta concentración de glándulas sudoríparas ecrinas en estas zonas, principales responsables de la sudoración emocional.
El diagnóstico de hiperhidrosis primaria se basa en la historia clínica y las pruebas de sudor. Además de los antecedentes familiares, los criterios clínicos para la hiperhidrosis primaria incluyen: aparición de síntomas en la infancia o la adolescencia (antes de los 25 años); sudoración independientemente de la temperatura; impredecible e incontrolable; y sudoración que ocurre más de una vez por semana y que afecta la vida diaria y la calidad de vida de los afectados. Otro criterio es que la sudoración excesiva no se presente durante el sueño.
La hiperhidrosis secundaria puede desencadenarse por diversos factores. Las enfermedades internas y neurológicas, así como ciertos medicamentos, la obesidad o la desnutrición, pueden desencadenarla. Se desarrolla a partir de trastornos del sistema nervioso central o periférico, que pueden ser causados por diversas enfermedades y efectos secundarios de medicamentos.
Los posibles desencadenantes incluyen infecciones, trastornos endocrinos y cambios como la diabetes, la menopausia o el embarazo. Trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson, neuropatías e inflamación crónica también pueden causar hiperhidrosis secundaria. Otras causas incluyen infartos cerebrales y lesiones medulares. Ciertos medicamentos, en particular los antidepresivos, así como la intoxicación por drogas o metales pesados, también pueden influir.
La hiperhidrosis secundaria también puede presentarse como parte de un síndrome de abstinencia de alcohol o sustancias. Además, puede ser el primer signo clínico de otra afección grave, como un tumor. Por lo tanto, la evaluación médica es esencial.
Existen diversos métodos para el tratamiento de la hiperhidrosis idiopática primaria, que se aplican individualmente y por etapas. Inicialmente, se pueden usar antitranspirantes para reducir la actividad de las glándulas sudoríparas. Estos pueden usarse como parte del cuidado corporal y en lugar de desodorantes.
También se pueden utilizar anticolinérgicos, pero estos pueden causar efectos secundarios como arritmias cardíacas. Por lo tanto, es necesario monitorizar el ritmo cardíaco mediante un ECG antes y durante el tratamiento. Otras opciones de tratamiento incluyen la terapia inyectable, así como terapias con microondas o ultrasonidos.
En casos extremos, puede ser necesaria la extirpación quirúrgica de las glándulas sudoríparas o una intervención quirúrgica del nervio simpático. Sin embargo, estos métodos no constituyen el tratamiento principal para la sudoración focal y no se recomiendan como tales. En la hiperhidrosis secundaria, se trata primero la causa. No obstante, los métodos de tratamiento mencionados también pueden utilizarse en paralelo o posteriormente, especialmente si la persona afectada sufre un estrés considerable y surgen problemas psicosociales que limitan y deterioran su calidad de vida. La hiperhidrosis puede ser muy molesta para quienes la padecen, por lo que siempre debe ser evaluada médicamente.
Este artículo proviene del Círculo de EXPERTOS , una red de expertos seleccionados con amplios conocimientos y amplia experiencia. El contenido se basa en evaluaciones individuales y se ajusta al estado actual de la ciencia y la práctica.
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