Al menos 24 personas murieron en una inundación repentina en el centro de Texas.

Según las autoridades, varios niños que asistieron a un campamento de verano cerca del río Guadalupe siguen desaparecidos. El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, declaró que el nivel del río Guadalupe subió ocho metros en tan solo 45 minutos la noche anterior. El sheriff del condado de Kerr había informado previamente de 13 muertes, entre ellas adultos y niños.

Se encontraron algunos cadáveres en vehículos arrastrados por las inundaciones. Se desplegaron alrededor de 500 rescatistas y 14 helicópteros, con el apoyo de la Guardia Nacional de Texas y la Guardia Costera de Estados Unidos. Freeman Martin, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, advirtió sobre otra ola de inundaciones. El ejecutivo del condado, Rob Kelly, habló de inundaciones extremadamente devastadoras y mortales. El gobernador de Texas, Greg Abbott, prometió el apoyo de todas las fuerzas disponibles. A mediados de junio, al menos diez personas murieron en una inundación repentina en San Antonio, al sureste de Kerr.