La carrera mundial de los robotaxis: China y EE.UU. toman la delantera, la UE frena

La pregunta no es si llegarán los robotaxis, sino sólo si la UE desempeñará un papel en esta tecnología.
Waymo ha presentado cifras impresionantes en EE. UU.: en mayo de 2025, el servicio registró alrededor de 250.000 viajes de pago semanales, lo que supone más de un millón al mes. Ya se han completado más de 10 millones de viajes de pago. La expansión a ciudades como Austin, Atlanta, Miami y Los Ángeles demuestra que Waymo se ha convertido en parte de la vida cotidiana en muchas metrópolis estadounidenses.
Pero en China, la carrera de los robotaxis está tomando un rumbo completamente diferente. Baidu Apollo Go es el principal impulsor de este éxito, con una flota de alrededor de 1000 robotaxis, que completaron alrededor de 1,4 millones de viajes en el primer trimestre de 2025. Desde su lanzamiento en 2019, ya se han completado más de 11 millones de viajes. Baidu ha superado con creces a Waymo en número total de viajes y ofrece servicios de transporte totalmente automatizados, 24/7, en más de diez ciudades, entre ellas Wuhan, Chongqing y Changsha.
Además de Baidu, Pony.ai y WeRide también desempeñan un papel central: Pony.ai opera actualmente más de 300 robotaxis, planea crecer hasta 1.000 a finales de 2025 y ya había recorrido 24,4 millones de kilómetros de forma autónoma en abril de 2025, es decir, unos 15 viajes por vehículo al día.
WeRide cuenta con aproximadamente 400 vehículos y opera flotas en China y ciudades como Abu Dabi. Estas startups se benefician de financiación gubernamental, generosas licencias de prueba e infraestructura que Occidente aún no ha alcanzado.
Pero ¿por qué los robotaxi funcionan tan bien en China? Una razón es su enorme escalabilidad: las grandes flotas y el kilometraje continuo reducen rápidamente el coste por trayecto. Además, unos requisitos regulatorios claros, zonas especiales para vehículos autónomos y un marco legal permiten una rápida implementación. La densidad de población urbana y el alto uso de teléfonos inteligentes también influyen; en definitiva, esto crea un ecosistema digital de robotaxi sin precedentes en Occidente.
En Europa, y especialmente en Alemania, esto ha generado una respuesta muy reticente. En Hamburgo, Moia, un servicio de movilidad de Volkswagen, está probando actualmente unas 30 minivans autónomas ID.Buzz con conductores de seguridad. Esto supone un paso más, pero aún estamos lejos de una oferta a nivel nacional. La UE tiene normativas estrictas, que solo prueban robotaxis en proyectos piloto y no permite la operación sin conductor en la vida cotidiana. Incluso la introducción anunciada para 2026 se refiere principalmente a flotas de empresas privadas, no al uso público.
En EE. UU., la situación es similarmente heterogénea: Waymo tiene una fuerte presencia en algunas ciudades importantes, pero su expansión nacional aún está pendiente. Tesla tiene 20 robotaxis en funcionamiento en Texas, pero el sistema se basa únicamente en tecnología de conducción autónoma completa basada en cámaras, y los reguladores se muestran escépticos ante la tecnología de Elon Musk porque carece de los cruciales sensores lidar.
Mientras Estados Unidos y China amplían sus flotas, amplían los viajes y recopilan datos técnicos, Europa parece ser un espectador con reservas. Si esto no cambia, Occidente se enfrenta a un capítulo perdido en la transición de la movilidad. La UE debe actuar ya: establecer normas de prueba uniformes, designar zonas especializadas, reducir los obstáculos regulatorios, crear instrumentos de financiación y establecer alianzas con empresas tecnológicas consolidadas.
Porque los robotaxis son más que un simple juguete tecnológico. Ofrecen el potencial de reducir el tráfico, las emisiones y las nuevas soluciones de movilidad en las ciudades. Quienes quieran perderse el juego del futuro tendrán que pagar un alto precio. En el mejor de los casos, Europa seguirá siendo el centro de atención; en el peor, se convertirá en un observador, como sucedió con los teléfonos inteligentes, los coches eléctricos o la infraestructura de red.
businessinsider