¿El queso realmente cierra el estómago?

Eva-Maria Endres es nutricionista y experta en comunicación nutricional, cultura alimentaria y educación culinaria. Imparte clases en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Anhalt y cursa su doctorado sobre nutrición en redes sociales. También asesora a empresas del sector alimentario y desarrolla programas educativos relacionados con la alimentación.
No es del todo infundado que el queso cierre el estómago. Esto se debe a que nuestro estómago tiene tres fases de digestión. Primero viene la fase nerviosa, también llamada fase refleja. Es el momento en que se nos hace la boca agua al ver y oler la comida. Esto estimula al estómago a secretar sus primeros jugos digestivos. La segunda fase es la fase local en el estómago. La secreción de ácido gástrico descompone la pulpa de los alimentos y la prepara de la mejor manera posible para la posterior absorción de nutrientes en el intestino delgado. La tercera fase es la fase intestinal, que tiene lugar en el intestino delgado. Aquí es donde el intestino delgado comunica: «Hola estómago, he empezado a absorber nutrientes. Puedes bajar un poco el ritmo y te daré una señal cuando puedas añadir más». El tracto digestivo humano es un sistema fascinante y muy inteligente, ya que sus diversos órganos se comunican entre sí mediante secreciones hormonales.
El queso se compone principalmente de grasa y, en segundo lugar, de proteínas. Debido a que digerir la grasa es relativamente complejo y el proceso digestivo es particularmente largo, los alimentos grasos se acumulan en el estómago. Esto se debe a que las moléculas de grasa no son hidrosolubles; en cambio, se requiere una enzima especial para que el cuerpo las absorba. Cuando los alimentos grasos entran al estómago, en este caso, el queso, el intestino delgado envía una señal al estómago indicando que la digestión de la grasa está en curso, lo que significa que la comida debe fluir más lentamente. Esto libera la hormona secretina, que detiene la secreción de ácido gástrico. Además, el esfínter entre el estómago y el intestino delgado se cierra, de modo que inicialmente no puede pasar tanta comida al intestino delgado. Esto crea una sensación de saciedad.
Esto significa que el queso puede ayudarte a sentirte más lleno después de comer. Sin embargo, la gran advertencia es que el queso, debido a su alto contenido en grasa, también puede ser muy pesado para el estómago. Especialmente si cenas tarde y luego te comes medio plato de queso, esto puede causar problemas de sueño, ya que tu cuerpo estará ocupado digiriendo durante las siguientes seis horas. Sin embargo, la digestión y la nutrición son siempre completamente individuales. Se ha demostrado una y otra vez que no todos digieren los alimentos de la misma manera; cada proceso metabólico es diferente. Por lo tanto, si quieres comer queso después de cenar, debes confiar en cómo se siente tu cuerpo y preguntarte: ¿Esto es bueno para mí?
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